lunes, 24 de septiembre de 2007

El Fed, las tasas, las hipotecas y el dólar



Comentario: Señoras, señores, esto es simple. Hoy más que nunca y en los meses por venir, el dólar se transformará en una joya radioactiva. Luce bien, está socialmente aceptada, pero quedársela es mortal. El proceso ya está en marcha y hasta Alan Greenspan no confía en el dólar.


Helicóptero Ben se Gana sus Alas
EuroPacific Capital

21 de septiembre de 2007.
http://www.europac.net/externalframeset.asp?from=home&id=10114
Viniendo en un momento en que eran necesarios aumentos de tasas para combatir al dólar hundido y a los crecientes precios del oro, del petróleo y de otras materias primas, los recortes de 50 puntos básicos de Ben Bernanke en los fondos y tasas de descuento del Fed esta semana pueden ser recordados como la movida más irresponsable en la historia del Fed.
Para los acreedores de América en todo el mundo, cuyas montañas de reservas de dólares serán rebajadas por tasas más bajas en los EE.UU., esta acción viene a ser el equivalente monetario de “que coman torta.” Mi predicción es en vez de hacer eso, nos lo tirarán en la cara, y se negarán a continuar financiando nuestros déficits.
Los alcistas de Wall Street han acumulado alabanzas al Fed, ocasionalmente llamando a los recortes de tasas como valerosos y brillantes. De su respuesta, usted habría pensado que la solución de Bernanke fue semejante a los grandes avances de Einstein en relatividad. En primer lugar, ¿dónde está lo brillante en recortar tasas? Mi hijo de cinco años podría hacerlo y aceptaría gustosamente el pago por su servicio en chupetines.
Además, un recorte de cincuenta puntos básicos no fue un acto de valor sino de cobardía. Lo valiente habría sido subir las tasas y permitir que las fuerzas de la mercado purguen la economía de los desequilibrios construidos durante las burbujas de Greenspan. Habría requerido un verdadero gran coraje sincerarse con la opinión público estadounidense y dejarle saber que nuestro derroche tiene consecuencias, en vez de fingir que puede venir al rescate con un movimiento de su varita mágica y una manivela de la prensa.
Si Bernanke tuviera realmente alguna agalla habría asegurado a nuestros acreedores que serán reembolsados con real poder adquisitivo, y que el Fed estaba dispuesto a hincar dientes en nuestra supuesta “política de dólar fuerte”. Su capitulación prueba que esta política falsa fue pura propaganda de principio a fin, diseñada simplemente para engañar a los acreedores extranjeros para que sostengan nuestra moneda.
Aquellos que creen que el Fed debería reducir las tasas de interés para ahuyentar una recesión o para estabilizar los precios domésticos simplemente no comprenden la situación. Más crédito no es la solución: es parte del problema. Nuestra economía está al borde del desastre debido a que la irresponsable política del Fed alentó a los estadounidenses a pedir prestado y a gastar demasiado y creó una burbuja nacional de bienes raíces sin precedentes. La última cosa que el Fed debería hacer es seducir a los estadounidenses a pedir prestado más dinero del que pueden pagar, a comprar más productos importados que no pueden costear, y a intentar soplar más aire en la ahora deflacionaria burbuja de propiedades inmobiliarias.
La tentativa de Bernanke de evitar las fuerzas del libre mercado que están trayendo una recesión por demás larga (que es necesaria para purgar nuestra economía de desequilibrios insostenibles) llevará a un desastre incluso mayor. No se equivoque al respecto; si el Fed no hubiera hecho nada, o hubiera subido las tasas como yo habría preferido, la economía se habría claramente inclinado hacia una recesión severa. Sin embargo, “viniendo al rescate” con los recortes de tasas, el Fed nos asegura que experimentaremos algo mucho peor.
Una vez más, la recesión que viene no es el problema sino la solución. Doloroso como será, una recesión es la única manera de curar nuestra economía enferma y necesitaremos poner al mal tiempo buena cara. Cuando termine, nuestra nación será mucho más pobre, pero por lo menos nos estaremos abriendo paso hacia nuestro escape de este gigantesco hoyo. Recortar las tasas ahora asegura solamente que nos cavaremos un agujero aún más profundo. Al final, así será para nosotros mucho más duro salir, y estaremos así mucho peor cuando finalmente lo hagamos.
Aunque puedan frenar el proceso por unos pocos trimestres, los recortes de tasas no prevendrán la recesión ni evitarán que los precios de las viviendas se derrumben. Pero nos costarán muchísimo. La caída del dólar, que había sido mantenida bajo control ante la posibilidad de un Fed beligerante, se ha acelerado en serio ahora que se ha corrido la cortina.
A diferencia de ataques anteriores del Fed flexibilizándose, esta vez cualquier liquidez adicional no inflará artificialmente la economía ni al mercado inmobiliario, sino que acelerará simplemente la subida de los precios al consumidor y eventualmente empujará hacia arriba las tasas de interés a largo plazo también. Si los estadounidenses están teniendo problemas para hacer los pagos por hipoteca ahora, piense en cuánto más difícil se hará la tarea cuando los precios de los alimentos y la energía se dupliquen. Si usted piensa que las tasas de hipoteca son altas ahora, espere a ver cuánto más alto suben después de unos pocos recortes de tasas. Después de todo, con el dólar en caída libre, los ahorristas extranjeros ¿querrán realmente comprar nuestros títulos respaldados con hipotecas, o prestarnos más dinero a tasas de interés de un dígito?
Por alguna razón todos parecen pensar que el Fed puede hacer un salvataje a los propietarios y prestamistas de hipotecas sin que nadie ponga el dinero. No hay tal cosa de almuerzo libre, especialmente si está servido por el Fed. Si el congreso no aumenta los impuestos para financiar un legítimo, aunque poco aconsejable, salvataje entonces el Fed no puede realizar la misma tarea por nada. Como los dólares adicionales que el Fed crea reducen el valor de todo el resto de los dólares ya en circulación, el costo del “salvataje urgente” es llevado simplemente por todos los tenedores de dólares estadounidenses.
La ironía de la situación es que el 11 de septiembre, mientras estaba en Alemania, Bernanke dió un discurso en el cual admitió que necesitamos incrementar nuestros ahorros y declaró que el ajuste inevitable de nuestro déficit de cuenta corriente tendría tanto consecuencias reales como financieras. Las acciones de Bernanke, que compensan a los prestamistas y castigan a los ahorristas, simplemente exacerban esos desequilibrios, asegurando aún mayores consecuencias cuando el inevitable ajuste finalmente ocurra.
Por supuesto, el espectáculo más cómico de todos fue el intento de Alan Greenspan de robar protagonismo. Durante sus bombardeos mediáticos para promover su nuevo libro, simultáneamente negó cualquier responsabilidad por los problemas que ahora estamos enfrentando al tiempo que pronosticaba que tanto la tasa de inflación como la de interés subirían eventualmente a niveles de dos dígitos. Admitió incluso en el programa “60 minutos” que él personalmente ya había diversificado sus propios activos por fuera del dólar estadounidense. Supongo que es bastante fácil leer la escritura en la pared cuando es usted el que está con la pintura en aerosol. Greenspan sembró en el viento. Desafortunadamente la nación entera está por cosechar el torbellino.