lunes, 3 de diciembre de 2007

La Libertad Americana en Peligro?


La hora de la verdad para América
Adiós a Todo Aquello

Por Paul Craig Roberts

Pat Buchanan es demasiado patriótico para simplemente decirlo tal como es, pero el mensaje de su nuevo libro, Day of Reckoning, es que América, como la hemos conocido, ha terminado. Por otra parte, Naomi Wolf concuerda con él. Estos dos escritores de diversas creencias políticas llegan a la desaparición de América desde diversas direcciones.
Buchanan explica cómo las arrogancias, la ideología, y la avaricia han despedazado a América. Una cábala neoconservadora con una agenda extranjera capturó a la administración Bush y comprometió sangre, energía, y dinero americanos para la agresión contra países musulmanes en el Oriente Medio, mientras permite que las fronteras nacionales de América sean sobrepasadas de inmigrantes y exporta los empleos que habían hecho a los EE.UU. una sociedad de oportunidades. La guerra y el offshoring se han cobrado un salvaje precio económico mientras que las fronteras abiertas y la diversidad han creado una división social y política.
En su nuevo libro, "Fin de America: Carta de advertencia a un joven patriota", Wolf explica el deceso de América en términos de erosión de las libertades. Ella escribe que los diez pasos clásicos que se utilizan para cerrar sociedades abiertas se están siguiendo actualmente en los EE.UU. La ley marcial está sólo a una declaración de distancia.
La administración Bush respondió al 11 de septiembre iniciando una agresión militar en el Oriente Medio y usando el miedo y la “guerra al terror” para ejecutar medidas de un estado policial a nivel local con legislación, directivas presidenciales, y decretos ejecutivos.
De la noche a la mañana los EE.UU. se convirtieron en una tiranía en la cual la gente podía ser arrestada y encarcelada en base a acusaciones sin sustancia. Se negó tanto a ciudadanos americanos como a los no americanos el habeas corpus, el debido proceso, y el acceso a abogados y tribunales. El congreso dio a Bush legislación estableciendo tribunales militares, cuyos procedimientos permiten que la gente sea condenada a muerte en base a evidencia secreta, rumores, y confesiones extraídas con tortura. Nada de eso jamás ha sido visto antes en los EE.UU.
El cáncer podría haberse extendido por metástasis si los detenidos de Guantánamo hubieran sido realmente los terroristas peligrosos y los combatientes enemigos que el régimen de Bush declaró que eran. Si la administración realmente hubiera poseído evidencia en contra de los detenidos, el régimen de Bush podría haber tenido éxito en prescindir de la constitución. La convicción de los detenidos podría haber llevado a lo que Wolf denomina una “expansión fascista.” Siguiendo el ejercicio de sus nuevos poderes, el régimen podría haber ensanchado la definición de terrorista para incluir a los críticos del régimen, arrastrando así a los ciudadanos en general hasta los tribunales desprovistos de las protecciones de la libertad civil.
Aún podría resultar de esta manera en el caso de otro ataque 9/11, ya sea real u orquestado. Pero momentáneamente el impulso hacia la tiranía ha perdido efecto, porque la gran mayoría de detenidos resultaron ser individuos desgraciados vendidos al cautiverio americano por jefes militares que respondían a la recompensa que los EE.UU. pagaban por los “terroristas.” Cualquier individuo desprotegido era vulnerable a ser capturado por jefes militares afganos y paquistaníes y ser vendido como “terrorista.” Los americanos necesitaban mostrar resultados, y el régimen de Bush necesitaba “terroristas” para alimentar el temor que su propaganda había generado.
En la Rusia Stalinista o en la Alemania Nazi, la ausencia de evidencia no habría importado ya que el sistema judicial producía los resultados demandados por los tiranos. Sin embargo, los militares estadounidenses no habían sido lo suficientemente corruptos para que la agenda de Guantánamo del régimen de Bush tuviera éxito. Oficiales honorables, por ejemplo el Teniente Coronel Stephen Abraham, fueron capaces de discernir que el gobierno de los EE.UU. no tenía ninguna información sobre los detenidos y utilizaba las interrogaciones para rubricar sin cuestionamientos la determinación a priori de que un detenido era un terrorista o un combatiente enemigo. Los oficiales del ejército hicieron saber estas revelaciones a verdaderos tribunales antes que el proceso tribunalicio pudiera establecerse.
El libro recientemente publicado por el escritor Andy Worthington de CounterPunch, "Los Archivos de Guantánamo: las historias de los 759 detenidos en la prisión ilegal de América", prueba que la afirmación del régimen de que tenía centenares de peligrosos terroristas en Guantánamo fue apenas otra mentira de la administración Bush.
Actualmente, el apoyo hacia Bush, Cheney, y la agenda neoconservadora es bajo. Sin embargo, el congreso, la prensa, y las elecciones han probado ser opositores débiles de la pulsión del régimen de Bush hacia la guerra y la tiranía. Queda por ver si el régimen tiene suficiente credibilidad o audacia para iniciar la guerra contra Irán o un ataque de falsa bandera que restablecería la expansión fascista sobre la cual Naomi Wolf advierte.
La administración Bush ha sido una catástrofe. Sus fracasos no tienen precedentes. Los costos de la energía están en sus máximos de todos los tiempos. Los EE.UU. están profundamente endeudados y dependientes de acreedores extranjeros. El dólar ha perdido 60 por ciento de su valor ante otras monedas comercializables, y su status de moneda de reserva, la base del poder americano, está en duda. Los EE.UU. han perdido millones de empleos de clase media que se han substituido por empleos de servicio doméstico de baja paga. A excepción de los muy ricos, los americanos no han experimentado ningún aumento en ingresos reales en el siglo XXI. Al tiempo que las escaleras de la movilidad ascendente se desmantelan y la clase media lucha y cae, América se queda con unos pocos ricos y muchos pobres. La reputación y credibilidad de América están dañadas quizás más allá de toda reparación. El congreso y la prensa han permitido la indiferencia a la Constitución y a las libertades civiles por parte de la rama ejecutiva. Los EE.UU. están atascados en dos guerras perdidas que están empujando al Líbano y a un Paquistán dotado con armas nucleares hacia crisis políticas cada vez más profundaas.
Como Buchanan concluye, “nuestra hora de la verdad ya está aquí“.
Paul Craig Roberts fue Secretario Asistente del Tesoro en la administración Reagan. Fue Redactor Asociado de la página editorial del Wall Street Journal y Redactor Contribuyente del National Review. Es co-autor de "La Tiranía de las Buenas Intenciones".