sábado, 17 de febrero de 2018

¿El Gigante tambalea y pone en peligro la estabilidad mundial?

 

¿Por qué los déficits de u$s 1 billón de Trump arriesgan un boom inflacionario y una guerra comercial?


Por Ambrose Evans-Pritchard. The Telegraph.

Artículo Original

13 DE FEBRERO DE 2018 • 6:35 A.M.

El Presidente de Donald Trump ha propuesto el mayor festival de impuestos y gastos en la historia de Estados Unidos en tiempos de paz y ha abandonado los esfuerzos por equilibrar el presupuesto de aquí a diez años, hundiendo al otrora sagrado tótem de la ideología fiscal republicana.

El presupuesto de u$s 4.4 billones presentado por la Casa Blanca el lunes empujará al déficit hasta los 5.4% del PBI en el peor momento del ciclo económico, amenazando con encender un inestable boom inflacionario y forzando a la Reserva Federal a clavar los frenos.

La administración Trump y los republicanos en el Congreso apuntan a agregar otros u$s 400 mil millones de gasto federal encima de los u$s 1.5 trillones por recortes de impuestos en gran parte no financiados y ya aprobados. El estímulo llega en un momento en que el desempleo está en un mínimo de 17 años, y dirigièndose rápidamente a niveles vistos por última vez en la Gran Inflación de principios de los años setenta.

La brecha de producción de Estados Unidos ya se ha cerrado y gran parte de la economía está enfrentando serias limitaciones de capacidad. "Esto conlleva un riesgo de sobrecalentamiento", dijo Torsten Slok del Deutsche Bank.

Adam Posen, presidente del Instituto Peterson de Washington, dijo que Trump estaba "violando todo tipo de restricción fiscal" y que estaba siguiendo políticas peronistas que recuerdan la era populista en América Latina. Esto provocará un gran daño al final, pero puede ser políticamente una bebida embriagadora en el corto plazo. 

Posen dijo que la Casa Blanca y los republicanos se beneficiarían de haber desperdiciado once meses de regateo sobre el presupuesto, ya que ahora el momento estarìa a su favor. "El estímulo se sentirá hasta el verano anterior a las elecciones de 2020. Afortunadamente para Trump, esto debería aumentar sus posibilidades de reelección, siempre y cuando la gente vote en base al aumento temporal de los ingresos, y no a la caída que la ha de seguir", dijo.

El paquete incluye una explosión de gasto extra en infraestructura por u$s 200 mil millones para la próxima década, pero traslada la mayor parte de la carga hacia los estados. "Vamos a conseguir que los estadounidenses tengan caminos y puentes reparados", dijo Trump.

Hay algunos recortes. La Agencia de Protección Ambiental perderá el 34% de sus fondos, y el Servicio de Salud y Humano perderá el 21%. Los programas de redes para la seguridad social serán eliminados.

El déficit presupuestario estará, al menos, un 2% del PBI por encima de los déficits máximos bajo la administración Reagan a comienzos de los ochentas, al ajustarlo para la etapa del ciclo. Michael Feroli de JP Morgan dijo que será el mayor déficit en tiempos de paz jamás visto en Estados Unidos fuera de una recesión. 

Las presidencias de Truman, Eisenhower, Nixon y Clinton todas lograron contundentes superávits al final de sus ciclos de expansión a medida que se recuperaba el crecimiento e ingresaba la recaudación tributaria. El déficit fue del 1% bajo George W. Bush en 2007. La situación actual no tiene precedentes.

Moody's advirtió el viernes que el "deterioro fiscal significativo" amenazaba la calificación crediticia de AAA del país, citando el riesgo de que se disparen los costos por la seguridad social y el Medicare, doblemente peligroso por la casi certeza de las subas en las tasas de interés.

Feroli dijo el estímulo combinado impulsará al déficit fiscal hasta los u$s 1.15 billones para el próximo año o el 5.4% del PIB. Esto también aumentará inevitablemente el déficit comercial, lo que conducirá a este tipo de "déficit gemelos" Himalayos vistos en los ochentas a medida que la creciente demanda de EE.UU. absorbía importaciones: de Japón por aquellos días y de China en la actualidad.

Una diferencia clave es que el bombardeo fiscal de Ronald Reagan financió un rearme masivo -y una carrera armamentista- que llevó a la bancarrota a la Unión Soviética y puso fin a la Guerra Fría. Si bien hay ecos de esto en el último presupuesto de defensa (un incremento de 13%), los críticos acusan a Trump de acumular deudas colosales y de hipotecar el futuro del país sin otro propósito urgente que no sea su propia reelección.

Los déficits de Reagan llegaron mucho antes en la expansión económica cuando había más holgura en la economía y el 'multiplicador' fiscal era más potente. Tal generosidad en esta etapa tardía ni siquiera se justifica añadiendo un crecimiento adicional a razón de 1:1.

"Es un 'miniplicador'", dijo Willem Buiter, economista jefe del Citigroup. Gran parte del gasto se filtrará a la inflación y obligará a la Fed a acelerar el ritmo del ajuste monetario, negando parte del efecto. Sin embargo, la mayor deuda del Tesoro se mantendrá. El Fondo Monetario Internacional estimó que la deuda bruta alcanzaría el 108% del PIB el próximo año, incluso antes de que se añadiera el último gasto en barriles de cerdo.  

"El estímulo fiscal está completamente injustificado. En algún punto, la gente podría comenzar a analizar la situación financiera y podría temerse una monetización forzada del déficit", dijo Buiter.

Mick Mulvaney, director de presupuesto de la Casa Blanca - quien fuera alguna vez líder de los halcones fiscales del Tea Party - admitió el fin de semana que los crecientes déficits son una “idea muy peligrosa” y que no habría sido capaz de apoyarla si aún fuera miembro de Congreso. Pero justificó el asombroso cambio de opinión argumentando que el imperativo primordial ahora es "lograr que se apruebe la agenda del presidente".

El cambio en la postura republicana es algo que molesta a muchos ya que el partido se oponía con fuerza al estímulo de emergencia del presidente Barack Obama durante la Gran Recesión cuando se necesitaba desesperadamente actuar para detener un círculo vicioso. Obama finalmente siguió una política ortodoxa y permitió que el déficit se redujera de forma natural a medida que el crecimiento volvía.

El cáncer que consume la solvencia fiscal de los EE.UU. es el gran cerco protector del presupuesto conocido como derechos, en su mayoría programas para la clase media orientados a los jubilados. Los costos han subido del 5% al ​​13% del PIB desde 1970, y serán del 18% en 30 años, a menos que la clase política tome el toro por las astas.

El gasto en Seguridad Social es probable que estalle hasta u$s 1 billón el próximo año, y el fondo de seguro hospitalario del Medicare ya es   insolvente. Washington ha sido lento para abordar la inflación en la atención médica o las nefastas implicaciones de la crisis del envejecimiento.

La Oficina de Presupuesto del Congreso advierte que la deuda pública estadounidense superará el 150% del PBI (más del 180% según la definición del FMI) tan pronto como a fines de la década del 2040 si no hay una reforma fundamental. Los pagos netos de intereses podrían dispararse si la abultada emisión de deuda del Tesoro comienza a 'desplazar' a los mercados de capital y a elevar los costos reales del endeudamiento.

Los partidarios del paquete de Trump argumentan que se pagará por sí solo al elevar el crecimiento hasta un 3%, impulsando la inversión y la productividad, y generando ingresos fiscales adicionales a lo largo del tiempo. Esto es arduamente discutido. El economista y premio Nobel Joe Stiglitz dijo que el estímulo de ciclo tardío conduce a tasas de interés más altas, ceteris paribus, y esto frena la inversión empresarial. "En realidad es un paquete impositivo en contra del crecimiento", dijo.

La combinación de una política fiscal ultra-relajada compensada con una política monetaria restrictiva es normalmente una fórmula para una moneda más fuerte, al menos en las principales economías de la OCDE. El dólar de Reagan se disparó en tales circunstancias. Sin embargo, esta vez el dólar de Trump se ha debilitado, lo que ha generado preocupación de que los bancos centrales, los fondos soberanos y los grandes administradores de fondos vean este episodio de manera diferente, y que ya exijan una prima en divisas por el riesgo de que EE.UU. en última instancia intente salir de la deuda por vía de la impresión.

Didier Saint-Georges de Carmignac dijo que EE.UU. está en una trayectoria insostenible, viviendo más allá de sus medios y dilapidando sus ahorros. "Estamos presenciando algo sin precedentes: hay una convergencia de factores económicos y políticos que cuestiona seriamente el estatus del dólar estadounidense como la moneda global dominante a nivel mundial. Esto podría tener implicaciones masivas en los mercados ", dijo.

También podemos estar en una fase extraña en donde los mercados de divisas todavía tienen que ponerse al día con la perspectiva de una Fed más dura, con ocho aumentos de tasas ya delineados para este año y para el próximo, agravados por un balance que se achica al tiempo que el QE se  revierte.

De ser así, el riesgo es que el dólar suba a finales de este año. Esto reduciría la liquidez global y también impulsaría aún más el déficit comercial de EE.UU., elevando el peligro de una reacción proteccionista a futuro. Posen dice que lo que realmente está en juego es la viabilidad del sistema de comercio internacional.