miércoles, 10 de septiembre de 2008

EE.UU vs Rusia: una apuesta demasiado alta?


Estados Unidos juega mano débil contra Rusia: Editorial de John Browne en Investor's Business Daily
Eupac.net 8-9-08
Justo mientras el dólar es empujado hacia arriba por predicciones de que los Estados Unidos podrían sobrevivir a sus problemas económicos actuales y potencialmente liderar una recuperación mundial, los acontecimientos recientes han amenazado con disipar la mística restante económica estadounidense, la cual en gran parte es responsable de su prosperidad aparente.
Con su invasión de la Georgia aliada a los Estados Unidos, Rusia intrépidamente ha afirmado su poder regional y ha sacudido los cálculos económicos mundiales. A pesar que la movida de Rusia de nuevo muestra la turbia prospectiva estratégica de EE.UU, más importante será la respuesta de EE.UU. Si Estados Unidos juega mal su carta, cosa que temo que hará, la nación quedará expuesta como un tigre de papel y como una gloria económica del pasado.
En primer lugar una palabra sobre el estropeado arte de gobernar — cuando serví como miembro del Parlamento inglés, gran parte de mi mandato fue durante la Guerra Fría. A principios de los '80, fui designado como enlace con el miembro del Politburó Soviético Mikhail Gorbachev en su primera visita oficial a Occidente.
Las Opciones son pocas
Se hizo evidente para mí que Gorbachov sería el siguiente líder soviético y que sus intenciones eran, si no benevolentes, al menos no beligerantes. Mis opiniones estaban en minoría, pero la Primer Ministro Thatcher, cuando le informé, estaba muy centrada. Hacia finales de la visita de Gorbachov, la dama de "hierro" anunció: "Creo que puedo hacer negocios con su hombre!"
Esta observación simple tuvo repercusiones globales. Abrió la puerta diplomática para las reuniones cumbre entre Reagan y Gorbachev que terminaron con la Guerra Fría. Tanto como Thatcher y Reagan estuvieron correctos en su evaluación de Gorbachev, el actual Presidente Bush lo estuvo en su error de estimación sobre Putin.
En retrospectiva, parece absurdo que Rusia habría tolerado por mucho tiempo una Georgia pro-Occidental reñida con sus intereses estratégicos y políticos. Sin embargo, la arrogancia estadounidense (que también asume que el mundo perpetuamente extenderá crédito a los estadounidenses sobre-estirados) convenció a de nuestros líderes de que una Rusia enojada podría mantenerse contenida.
Ahora que Rusia ha desestabilizado a su advenedizo vecino del sur, amenazado la viabilidad de su incipiente gobierno democrático y consolidado la influencia de Rusia sobre los valiosos activos energéticos de la región, la administración Bush ha insistido en que la integridad territorial de Georgia sea preservada. Rusia, sin embargo, ha insistido en que un reterono al status quo pre-invasion está fuera de la discusión. Para aplicar su voluntad, las opciones de EE.UU. son pocas y desagradables.
Con las fuerzas estadounidenses todavía comprometidas en Irak y Afganistán, una respuesta militar está fuera de la cuestión. Esto deja a las sanciones económicas como la alternativa más probable. En el pasado, los Estados Unidos podrían pasar a los rusos al olvido, como lo hizo con la carrera de armamentos SDI de Ronald Reagan en los '80.
Sin embargo, debido al resurgimiento energético de Rusia y al endeudamiento impresionante de los Estados Unidos, los días en los que EE.UU podía intercambiar grandes golpes económicos con Rusia están terminados.
Si EE.UU intenta limitar el comercio ruso o restringirlo, el Kremlin podría iniciar contramedidas que tirarían de la alfombra por debajo de toda la economía estadounidense.
En primer lugar, restringiendo la exportación de su petróleo o gas natural, Rusia tiene la capacidad dejar en crisis a los mercados mundiales de energía y causar un shock alcista de precios. Para los norteamericanos y europeos aún luchando con debilitantes costos energéticos, tal desarrollo puede ser difícil de soportar.
En segundo lugar, Rusia está en posesión de cientos de miles de millones de dólares en reservas, los que pueden vender en el mercado en cualquier momento. Esta medida podría provocar una corrida global contra el dólar, que aplastaría la moneda y enviaría los precios de los productos básicos a la estratosfera.
Con su masiva producción de oro y masivas reservas de oro, la Rusia también está en posición de tomar el control del mercado mundial del oro. Al comprar oro (tal vez con sus dólares de lastre) y restringiendo la producción, Rusia podría hacer disparar el precio del oro, desestabilizando así a los papeles monedas alrededor del mundo.
Algunos críticos pueden argumentar que Rusia nunca podría aplicar tales políticas, ya que sus propios ciudadanos sufrirían igualmente. Sin embargo, si el siglo XX nos enseña algo, es que la dirigencia rusa nunca es reacia a imponer privaciones a sus ciudadanos, y los mismos rusos tienen una sorprendente capacidad para soportar las dificultades.
Capital en Fuga
En cambio, los gobiernos de Europa occidental y de los Estados Unidos en particular son agudamente dependientes del apoyo público. De hecho, en los Estados Unidos, la estrategia económica y geopolítica está orientada a mantener a los consumidores estadounidenses viviendo más allá de sus medios. Cualquier política que pida sacrificio económico de parte de los votantes va muerta. Una batalla de voluntad política combatida con herramientas económicas es una guerra que los Estados Unidos no pueden ganar.
El peligro es que los líderes de EE.UU. crean en su propia propaganda y realmente persigan tal enfrentamiento. El mayor activo de la economía estadounidense son los efectos persistentes de su anterior preeminencia económica. El fracaso de una confrontación económica con Rusia despedazará este prestigio restante. Con su debilidad así expuesta, los inversores y acreedores dejarán sus participaciones en los Estados Unidos y dejarán caer a nuestra economía fuera de control.
Nuestros dirigentes necesitan reconocer la realidad actual y elaborar una respuesta política acorde con nuestra fuerza verdadera. En este sentido, la creación de coaliciones es vital. Se vislumbran mayores enfrentamientos estratégicos con Rusia, particularmente con respecto a Ucrania.
No podemos continuar viviendo en el pasado y sacrificar nuestro futuro en base a una visión distorsionada del presente.