domingo, 20 de abril de 2008

El Sector Servicios de EE.UU siente la crisis



El Colapso de la Economía de Servicios en América


por Peter Schiff

EuroPacific Capital, 18-04-08

Artículo Original


Las recientes bancarrotas de alto nivel en los principales minoristas americanos, tales como The Sharper Image and Linens 'n Things, así como las fusiones propuestas entre Blockbuster/Circuit City y Delta/Northwest, y el reconocimiento de los principales prestamistas estudiantiles de la nación de que sus modelos comerciales no son más viables, marcan el principio de un largamente atrasado reacondicionamiento de la economía americana. En resumen, la economía se irá haciendo más pequeña y más costosa.

El éxito de todos estos sectores aparentemente dispares depende, en gran parte, de la capacidad de los americanos de continuar pidiendo prestado en forma barata y fácil. Ahora que las extracciones de capital inmobiliario y las refinanciaciones de tarjeta de crédito a tasa cero no se pueden utilizar más para financiar compras, vacaciones o educación, esos sectores correspondientes están sufriendo. Los fundamentos de nuestra inflada economía del sector servicios, apoyada por ahorros y producción en el extranjero, ahora está flaqueando.

Esta capacidad disminuida dará lugar a una ola de bancarrotas y consolidaciones para restaurar la rentabilidad en lo que se convertirá en un sector de servicios mucho más pequeño. Los días de bienes de consumo baratos en Wal-Mart y de pasajes baratos en JetBlue están llegando a su fin. Es todo parte de un proceso de declinación sin precedentes en el nivel de vida de América, el cual es el resultado inevitable de años de vivir más allá de nuestros medios.

Para los minoristas, el modelo comercial de vender barato mercaderías importadas extranjeras a americanos sobre-apalancados estuvo condenado desde el comienzo. Es apropiado que justo antes del colapso, las firmas de capital privado de Wall Street decidieran saltar a bordo de un barco que se hunde (Linens 'n Things fue comprada por el Apollo Group por u$s 1.3 mil millones en 2006). Sin duda que la deuda adicional apilada sobre la empresa, de parte de los muchachos compradores que exprimen las ganancias, aceleró el fallecimiento de la compañía. Mientras que los ingresos disminuyen y los costos por el servicio de deuda suben para muchos minoristas (quienes similarmente han sido maniatados por firmas de capital privado), esperemos ver estallidos adicionales en lo que queda del camino.

A medida que el dólar continúa su declive histórico, las mercaderías importadas se harán demasiado costosas para muchos americanos. Además, más de esos productos todavía hechos (o más bien completados) aquí serán exportados a consumidores extranjeros más ricos cuyas monedas que se han apreciado incrementan su poder adquisitivo. Consecuentemente, menor cantidad de productos estarán disponibles para llenar nuestros estantes y los que permanezcan tendrán precios mucho más altos.

Además, mientras la cesación de pagos en las tarjetas de crédito y las de las tiendas continúe aumentando, el mercado para tales deudas pronto desaparecerá. Consecuentemente, el crunch crediticio se extenderá desde las hipotecas subprime hacia todas las formas de crédito de consumo. Por lo tanto, no sólo los americanos se quedarán mirando precios más altos, sino que tendrán que pagarlos en efectivo.

Similarmente, la próxima consolidación de líneas aéreas se hará paso en una era más áspera para la industria aérea americana. En verdad, dado los crecientes precios de construir, volar y poner en servicio aviones, las trasnportadoras de EE.UU. suministran actualmente más aviones y millas por pasajero que lo que los consumidores americanos pueden permitirse utilizar. Mientras que esto puede parecer ilógico en una época en que los vuelos nacionales generalmente están completamente reservados, es importante darse cuenta que estos aviones llenos no se traducen en beneficio en los precios actuales de los pasajes. Mientras que las fusiones pueden ayudar a las líneas aéreas a mantener bajos los costos por un rato, el único camino duradero hacia el beneficio es menos cantidad de vuelos y precios de pasajes perceptiblemente más altos. Por supuesto, esto significará que los americanos de modestos medios viajarán menos por aire. Desafortunadamente, ese hecho es simplemente una consecuencia inevitable de una moneda en descenso y de una riqueza nacional en disminución.
Aunque muchos americanos hayan llegado a considerar al transporte aéreo accesible como un derecho de nacimiento, desde una perspectiva global sigue siendo terreno de los pudientes. El préstamo masivo que ha financiado a la economía americana por generaciones, combinado con una base industrial en evaporación y una carencia de ahorros domésticos se han combinado para bajar la riqueza americana con respecto al resto del mundo. Por lo tanto, mientras más materiales, técnicos y combustible de avión vayan a dar servicio a la creciente industria asiática de transporte aéreo, más altos serán los costos para los viajeros americanos. Como con otras características de un nivel de vida disminuido, los americanos tienen ahora que enfrentar la realidad de permanecer más cerca de sus hogares.

Las mismas matemáticas entrarán en juego para nuestro sistema de altos estudios ridículamente costoso, el cual no puede existir sin una bien lubricada infraestructura de préstamos. Limite la capacidad de los estudiantes de adquirir pesados préstamos, y la educación universitaria se convierte en intocable para cualquier persona excepto para los americanos más ricos. Si los préstamos escasean, las universidades se verán forzadas a reducir drásticamente sus burocracias y a reducir substancialmente el costo de las clases. Irónicamente el lado positivo aquí es que con cuotas estudiantiles menores no se necesitarán más los préstamos que mantuvieron las cuotas tan altas en primer lugar.