domingo, 21 de diciembre de 2008

La Doctrina Jintao: América sin los Americanos


Mini-informe sobre el cierre de la Cumbre Latinoamericana y del Caribe en Brasil
Bush excluido por Cumbre Latina mientras China, Rusia se ciernen
por Joshua Goodman
Bloomberg 15 De diciembre 2008
Dirigentes de América Latina y el Caribe reuniéndose en Brasil mañana marcarán una ocasión histórica: una cumbre de toda la región que excluye a los Estados Unidos.
Casi dos siglos después de que el Presidente James Monroe declarara a América Latina una esfera de influencia de EE.UU., la región se está apartando. Desde la Venezuela con inclinación socialista hasta el Brasil abierto al mercado, los gobiernos están ampliando los vínculos militares, económicos y diplomáticos con potenciales adversarios de EE.UU., como China, Rusia e Irán.
“Monroe sin duda se estaría revolviendo en su tumba,” dice Julia Sweig, directora del programa de América Latina en el Consejo de Relaciones Exteriores en Washington y autora del libro del 2006 “Fuego Amigo: perdiendo amigos y ganando enemigos en el siglo Anti-Americano.”
Los Estados Unidos, dice, “ya no son la exclusiva potencia a la cual ir en la región, especialmente en América del Sur, donde los lazos económicos de EE.UU. son mucho menos importantes.”
Desde noviembre, naves de guerra rusas han participado en maniobras conjuntas navales con Venezuela, las primeras en el Caribe desde la guerra fría; el Presidente chino Hu Jintao firmó un acuerdo de libre comercio con Perú; y Brasil invitó al Presidente de Irán Mahmoud Ahmadinejad para una visita de Estado.
Mientras los Estados Unidos permanecen al margen de una región que ya no consideran pertinente para sus intereses estratégicos, otros países están haciendo serias movidas sin precedentes para llenar el vacío,” dice Luiz Felipe Lampreia, Ministro de Asuntos Exteriores del Brasil desde 1995 hasta el 2001. “ Los países de la región están más conscientes que nunca de que viven en un mundo globalizado, post-Americano”.
Un triunfo de Castro
La reunión de dos días, pedida por Brasil en un hotel de playa en el estado de Bahía, es también un triunfo diplomático para el Presidente cubano Raul Castro, haciendo su primer viaje al extranjero desde que sucedió a su hermano Fidel hace dos años. La isla comunista fue suspendida de la hemisférica Organización de los Estados Americanos en 1962 por sus vínculos con la ex Unión Soviética.
“Mucho de esto está diseñado para meterlo en el ojo de los Estados Unidos,” dice Peter Romero, el Subsecretario de Estado estadounidense para el Hemisferio Occidental desde 1999 a 2001. "Pero por debajo de la bravuconería, hay un verdadero esfuerzo por explotar el vacío dejado por un EE.UU. lejano y distraído"
El esfuerzo es más evidente en el bloque de países aliados con el Presidente antiamericano de Venezuela, Hugo Chávez.
El Presidente boliviano Evo Morales el mes pasado expulsó a la DEA (la Agencia Antidrogas de EE.UU.) alegando que los agentes de la DEA estabana conspirando para derrocarlo; el Presidente de Estados Unidos George w. Bush desestimó los cargos como absurdos y suspendió los privilegios comerciales para la nación Andina.
La derrota en la guerra antidrogas
En Ecuador, mientras tanto, el Presidente Rafael Correa se ha negado a renovar la concesión del único puesto militar de EE.UU. en América del Sur, una plataforma crítica para la guerra de EE.UU. contra las drogas.
Para el Brasil, la Cumbre de mañana remata una movida diplomática de una década para utilizar su creciente estabilidad económica y política para desempeñar un papel mayor en el mundo.
Mientras que se esperan pocas medidas concretas de la primera Cumbre Latinoamericana y del Caribe sobre Integración y Desarrollo, el hecho de que los Estados Unidos no fueran invitados tiene importancia simbólica, dice Lampreia.
La Cumbre refuerza esas iniciativas regionales al tiempo que la Unión de Naciones Sudamericanas, que fue formada en mayo por 12 países para mediar en conflictos como la violencia política en Bolivia, eludiendo a la OEA dominada por EE.UU.
Thomas Shannon, el principal diplomático de EE.UU. para América Latina, dice que la naturaleza de la influencia estadounidense sólo está cambiando, no disminuyendo, mientras la región madura.
No se buscó invitación
Los Estados Unidos “no han pedido ser invitados” a la Cumbre, dice, aunque ha discutido con Brasil y Mexico formas en las que la agenda de la reunión pudiera ser utilizada durante la Cumbre de las Américas respaladada por EE.UU., en abril en Trinidad y Tabago.
“No suscribimos a la teoría hidráulica de la diplomacia sobre que cuando un país está arriba, el otro está abajo, eso si China y Rusia están en el área en donde nuestra influencia ha de alguna manera disminuido,” dijo Shannon en una entrevista telefónica.
El hecho de que “no haya guerra, proliferación de armas, atacantes suicidas o jihadists” en América Latina puede que haga sus cuestiones “menos urgentes”, pero no menos importante, dijo Shannon. Los Estados Unidos siguen siendo el inversor y socio comercial dominante de la región: la ayuda exterior a Colombia para luchar contra los traficantes de drogas y los rebeldes marxista totaliza los 700 millones de dólares al año, y las remesas de latinoamericanos que viven en Estados Unidos totalizaron 66.5 mil millones de dólares el año pasado.
La Doctrina Monroe
La doctrina Monroe, que se remonta a 1823, declaró a América Latina fuera del alcance de las potencias europeas. Ya sea que fuese bienvenida por la región o no, se la ha invocado siempre que surgen amenazas de seguridad reales o imaginarias para los intereses de EE.UU, dice Gaddis Smith, un historiador retirado de la Universidad de Yale en Política Exterior Estadounidense.
“Su esencia es el unilateralismo; ningún país de América Latina tiene voz en él,” explica Smith, cuya más de una docena de libros sobre política exterior estadounidense incluye “Los Últimos Años de la Doctrina Monroe”.
La batalla real es por una parte más grande de los abundantes recursos y las expansivas economías de la región, y China lleva la delantera.
El comercio bilateral con la región se disparó hasta multiplicarse por 12 desde 1995 hasta los 110 mil millones de dólares el año pasado, según el Banco Interamericano de Desarrollo. La porcion de China en las importaciones de la región también saltaron, hasta un 24% desde los 9,8% en 1990, mientras que la proporción de EE.UU. se redujo a un 34% desde un 43%. Dos años después de alcanzar un acuerdo de libre comercio bilateral, la demanda de China por el cobre lo convirtió en el mayor mercado de exportación de Chile en 2007, reemplazando a los Estados Unidos.
Los Viajes de Hu
Desde que realizara su primer de tres viajes a América Latina en 2004, el Presidente Hu Jintao de China ha dedicado más tiempo en la región que Bush - 22 días contra 20 del Presidente de EE.UU. En octubre, mientras el crunch mundial crediticio secaba los préstamos en la región, China se unió al Banco Interamericano de Desarrollo con un préstamo de 350 millones de dólares para financiar a las pequeñas empresas. Este mes comprometió 10 mil millones de dólares en préstamos a la estatal Petroleo Brasileiro SA (Petrobras) para que Brasil pueda desarrollar el descubrimiento de petróleo más grande del Hemisferio Occidental desde 1976.
“Los chinos juegan el costado del desarrollo de la diplomacia mucho mejor que los estadounidenses,” dice William Ratliff, un investigador de la Hoover Institution de la Universidad Stanford que tiene un doctorado en la historia china y Latinoamericana. “Los acuerdos vienen con ninguno o muy pocos compromisos”.
Incluso Colombia, que está gastando 115.000 dólares al mes haciendo lobby en el Congreso de EE.UU. para aprobar un estancado Pacto de Libre Comercio, firmó un Tratado de Inversión el mes pasado con China. Durante la campaña de EE.UU. de este año, el Presidente electo Barack Obama dijo que se opuso al acuerdo en base a preocupaciones de que Colombia no está haciendo lo suficiente para erradicar la violencia contra los organizadores laborales.
El Presidente colombiano Álvaro Uribe hoy canceló sus planes para la Cumbre para supervisar los esfuerzos de rescate que involucran a 200.000 personas afectadas por las inundaciones durante el fin de semana.
Acuerdos de Armas
Las cambiantes relaciones también son evidentes en los acuerdos de armas. Chávez recurrió a Rusia para al menos 4,4 mil millones de dólares en armas después de que EE.UU. bloqueara la venta de piezas de aviones. Brasil, la economía más grande de la región, también salió de compras: el Ministro de Defensa Nelson Jobim dijo en Washington este mes que su Gobierno sólo comprará armas de países que acuerden transferir tecnología para la producción local.
Planes para comprar 36 aviones de combate nuevos, en los cuales el F-18 de Boeing está compitiendo por un contrato contra la SAAB con sede en Estocolmo y la Dassault Systemes SA de Francia, “solo pueden justificarse políticamente si contribuyen al desarrollo nacional,” dijo Jobim.
Brasil puede que firme un acuerdo con Francia por cuatro submarinos nucleares destinados a asegurar sus cuencas de petróelo en el Atlántico cuando el Presidente francés Nicolas Sarkozy visite al Presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva este mes.
Reactivando una Flota
El plan de Estados Unidos para reafirmar su presencia naval reactivando a la Cuarta Flota después de 58 años para patrullar el Caribe ha provocado reacciones negativas que van desde la amenaza de Chávez de hundir los convoyes hasta un más diplómatico pedido de explicaciones de Lula a la administración Bush.
Los dirigentes de América Latina esperan que Obama restaure las relaciones después de que las promesas iniciales de la Presidencia de Bush de un mayor compromiso dieron lugar a un enfoque en los ataques terroristas de 9/11 y a las guerras en Irak y Afganistán. Sin embargo, la luna de miel con Obama puede que sea de corta duración, dice Michael Shifter, Vicepresidente del Diálogo Inter-Americano en Washington. Dice que las cuestiones que han dominado las relaciones de América Latina - incluyendo a Cuba, la inmigración y las barreras comerciales de EE.UU. para los productos agrícolas - pueden permanecer en disputa.
“América Latina quiere que los Estados Unidos se comprometan, pero en términos muy diferentes a los que han tenido en el pasado,” dice Shifter. “En cualquier caso, no están sentados esperando que los Estados Unidos cambien de mentalidad.”