viernes, 3 de octubre de 2008

Salvataje Financiero: más sombras que luces

Explicación de la crisis financiera según John Bird y John Fortune
Liquidez en el ojo de los tenedores
por Peter Schiff
Europac.net 3-10-2008
Se nos está diciendo fuerte y repetidamente que el enorme paquete de salvataje hipotecario es necesario porque los títulos con respaldo en hipotecas (MBS en inglés - [1]) sin liquidez están obturando nuestras arterias financieras, amenazando con el equivalente económico de un paro cardíaco. La idea del plan es transferir estos activos supuestamente valiosos, pero actualmente no comercializables, al Gobierno para que las instituciones privadas puedan libremente prestarse entre sí una vez más. El defecto monumental de este argumento es que los títulos con respaldo en hipotecas (MBS) son de hecho altamente líquidos, pero simplemente no a los precios que los propietarios quisieran recibir.
Los bonos hipotecarios son igual que las casas. No las van a vender si los propietarios se niegan obstinadamente a bajar el precio. Sin embargo, pueden encontrar compradores si reconocen la realidad y reducen sus expectativas en consecuencia.
El Gobierno nos dice que si estos activos son conservados hasta su vencimiento su valor total será eventualmente conseguido, y que sólo debido a una falta de liquidez actual su valor no está reflejado en el mercado. Sin embargo, como muchas transacciones privadas nos han demostrado en los últimos meses, estos activos sí encontrarán compradores a un precio adecuado. Estos no son activos demasiado exóticos sino relativamente simples obligaciones hipotecarias. La incapacidad para encontrar compradores no es una función de liquidez sino simplemente de precio. El Gobierno está intentando “crear liquidez” pagando de más.
Los supuestos del Gobierno acerca del valor de “conservar hasta el vencimiento” estas hipotecas subestima completamente la probabilidad de una falta de pago (default) generalizada. Algunos de los activos “ilíquidos” representan tramos de títulos hipotecarios que serán completamente borrados. Incluso los tramos de calidad superior sufrirán graves pérdidas debido a las hipotecas que inevitablemente sean incobrables.
Por ejemplo, tomemos una hipoteca de tasa variable de 500.000 dólares por un condominio en Las Vegas que tiene un valor actual de sólo 250.000 dólares. Asumir que este activo puede conservarse en forma segura hasta el vencimiento es absurdo, cuando con toda probabilidad el tomador del préstamo dejará de pagar poco después del reajuste de la tasa, incluso si el tomador del préstamo aún no ha mostrado signos de dificultad para pagar. Por supuesto, tal tipo de hipoteca sería completamente ilíquida si uno intentara venderla a un precio cercano al valor nominal, pero sería extremadamente líquida si tuviera un precio que reflejara un valor más realista; digamos 35 centavos por dólar. Pero si el Gobierno paga precios que transparentemente reflejen posibles cesaciones de pago, hará quebrar a las mismas instituciones que está tratando de salvar.
Otra factor que todavía no se ha considerado es que el Gobierno ya ha indicado que intentará evitar las ejecuciones hipotecarias reduciendo el capital y las tasas de interés de los préstamos que adquiera hacia niveles que los propietarios puedan pagar. Esto eliminará inmediatamente el delirio de que el Gobierno recuperará su “inversión” ya que incluso si conserva las hipotecas hasta su vencimiento nunca tendrán un valor cercano al que paga el gobierno.
También algo que se pierde en el debate es el concepto del valor temporal del dinero. Incluso si un porcentaje substancial de los u$s 700 mil millones se recupera eventualmente, todavía representará una pérdida enorme para los contribuyentes que teóricamente tienen que juntar hoy el efectivo para comprar las hipotecas. Además, la naturaleza inflacionaria del salvataje garantiza un importante aumento en las tasas de interés a largo plazo. Esto suprimirá aún más los valores actuales de las hipotecas de cobro difícil que el Gobierno reestructurará.
El riesgo moral implícito en la voluntad del Gobierno para re-escribir las problemáticas hipotecas garantiza que el plan generará una nueva ola de morosidades de parte de tomadores de préstamos que desean aprovechar ese dinero extra. Como los préstamos problemáticos no serán ejecutados por los prestamistas sino que serán vendidos al Gobierno, la opción racional para muchos propietarios será dejar de pagar la hipoteca y esperar un acuerdo mucho mejor con el Gobierno. Finalmente, esta realidad empujará el costo de este salvataje bien por encima de los 2 billones de dólares.
Además del salvataje del Gobierno, los prestamistas con problemas de cobro esperan la suspensión de las normas contables de “valuar a precio de mercado” como medio de salvación. Estas reglas requieren que las instituciones valúen sus activos hipotecarios según el precio negociado más recientemente. Sin embargo, suspender estas normas no hará que las pérdidas desaparezcan. Más bien simplemente permitirá a los prestamistas pretender que las pérdidas no existen.
Armados con tales fantasías, los bancos podrían fingir que sus activos de hipoteca tuvieran más valor y que sus hojas de balance estuvieran bien capitalizadas. No necesitarían reunir más capital para financiar los nuevos préstamos. Pero, del mismo modo que una persona insensible al dolor corre el riesgo de lesiones catastróficas, tal medida alentaría a las instituciones financieras a tomar mayores riesgos, lo que en definitiva producirá más quiebras y mayores pérdidas.
De hecho, la versión del Senado de la ley de salvataje, que autoriza una suspensión de la valuación a precio de mercado, también aumenta el límite de los depósitos asegurados por el FDIC [2] de 100.000 a 250.000 dólares (sin dinero extra presupuestado para financiar una obligación mayor de los contribuyentes). Sólo en Washington se aprobaría un proyecto de ley que simultáneamente hace que los bancos sean más proclives a caer mientras incrementa la exposición de los contribuyentes para cuando lo hagan!
Notas:
[1] Un MBS (mortgage-backed security) es un título con respaldo en activos cuyo flujo de fondos está respaldado por los pagos de capital e intereses de un grupo de préstamos hipotecarios. Los pagos se hacen generalmente en forma mensual por el tiempo de vida de los préstamos subyacentes.
[2] Federal Deposit Insurance Corporation (Corporación Federal de Seguros de Depósitos)