miércoles, 11 de abril de 2007

Antesala de la Guerra de Imperios: Editorial

IN GOD WE TRUST? NOT ANY MORE...

Con estas palabras quiero dar comienzo a este blog de noticias, especulaciones y opinión dedicado a seguir e interpretar, en la medida de lo posible, los movimientos de aquella nación que supo salir vencedora de la Segunda Guerra Mundial, heredando de Gran Bretaña el liderazgo como Superpotencia Mundial. Liderazgo que, para cualquier conocedor de la historia, depende de ciertos factores, principalmente relacionados con la decisión de los Grandes Inversores.

Sin embargo, otros dos países salieron vencedores de la Segunda Gran Guerra: Rusia y China. La primera siendo arrastrada por su propia ambición a disputarle el cetro a los Estados Unidos de América hasta que finalmente quebró, aunque ahora está renaciendo, y la segunda...bueno...nunca paró de crecer desde la apertura económica.

Parece mentira que la nación que, aún teniendo raíces comunistas, no desafió directamente la hegemonía norteamericana ahora esté muy cerca de colisionar con quien aún ostenta esa posición de Superpotencia Mundial...

Y es que hoy estamos asistiendo a sucesos que, trazando imaginarias proyecciones, nos llevan a una virtual e inevitable guerra, en todos los niveles, entre USA y el consorcio de naciones liderados por China y Rusia. Es una suerte de gigantesca reacomodación en cámara lenta pero de progresión decidida. Y uno se pregunta si las actuales políticas de la administración Bush no están trazadas íntegramente teniendo en cuenta ese futuro escenario y colocando de lleno a China en "la" hipótesis de conflicto. Un conflicto de intereses que se abren como un abanico en múltiples aspectos:
a) la guerra energética: el descomunal crecimiento de China y su necesidad del oro negro para seguir creciendo ha llevado a una politica muy agresiva de Beijing en todo el mundo para asegurarse la exclusividad. Pero USA también lo necesita para poder mantener su economía.
b) la guerra espacial: las incursiones chinas en el espacio con una agenda que incluye viajes a la Luna no es algo que tranquilice a Washington o a Europa. Ya se sabe desde el comienzo de la era espacial: "quien domine el espacio, dominará el mundo". Aunque China no militarizara abiertamente el espacio, cualquier ventaja en este terreno sobre USA la coloca automáticamente como una amenaza potencial, ya que una mayor presencia espacial también implica enorme influencia en decisiones globales que pueden suponer un daño a la independencia y soberanía americanas.
c) la guerra económica: que China continúe siendo acreedor de USA, tanto a nivel del Tesoro como en la balanza comercial, también supone una lesión a la soberanía de Estados Unidos. Ese tipo de dependencia es muy peligrosa y prácticamente puede equivaler, o incluso superar, a una conquista de tipo militar.

Finalmente recordemos que no es sólo China. Hablé antes de un CONSORCIO de países, que aparece liderado por China y Rusia, donde cada uno buscará adquirir y retener un rol protagónico en el mundo que rompa la hegemonía estadounidense-británica y se distinga de la Unión Europea. Ese consorcio ya tiene un nombre: el BRIC, por Brasil, Rusia, India y China. Sabemos que Rusia y China, al menos por ahora, coinciden en muchos aspectos y parecen querer consolidar su relación en el futuro. La India, en cambio, ve en esa unión sino-rusa una obvia amenaza y busca cierta complicidad de parte de los Estados Unidos. De Brasil, aún no hay una alineación fuerte que se distinga, al menos a nivel militar, pero es claro que busca afirmarse como "la" potencia de Latinoamérica.

Ahora bien, ¿cómo y cuándo sucedió todo esto?
Porque de alguna manera hay que especular sobre el por qué de la actual situación, al menos respecto al milagro chino.

Este milagro en realidad no es tal, sino que está relacionado con la gran fuerza transformadora de los últimos doscientos años: el Capital Inversor. Cuando los Grandes Inversores deciden mudarse para buscar mayor rentabilidad simplemente se mudan a otro país... y ese país comienza a tener un Estado superabundante y expansionista. Es entonces cuando el Orden Mundial se enfrenta a un cambio.

Para hacernos una idea bastante verosímil podemos empezar tranquila y someramente en el siglo XVIII. Digamos simplemente que con la Era Industrial, es decir El Capital, asentándose en Gran Bretaña, comienza la demanda por nuevos mercados, haciendo de su propio interés una causa nacional. Sin embargo, hacia fines del siglo XVIII, una parte del Imperio se separó, los Estados Unidos. Podríamos afirmar que allí El Capital comenzó a dejar Inglaterra, aunque sus efectos se sintieran muchos años después. Efectivamente, Gran Bretaña siguió siendo La Potencia Mundial mientras EE.UU avanzaba industrialmente. Avanzó tanto que la crisis de 1928, la Gran Depresión, afectó a gran parte de la economía mundial. Con la llegada de la Segunda Guerra, se habría hecho más evidente que El Capital había abandonado por completo Inglaterra, "hospedándose" en EE.UU. Prueba de ello sería la consolidación como superpotencia militar tras la fabricación de armas nucleares, y también a nivel económico, ya que se transformó en el gran acreedor de Europa y del mundo, tras la finalización de la Segunda Guerra.

Pero, durante las décadas del '70 y '80 ocurren varios hechos significativos:

1) China comienza su "inesperada" política de apertura que será muy bien aprovechada por las multinacionales que lenta pero decididamente destruirán millones de puestos de trabajo en los Estados Unidos creándolos en China, a la vez que desmantelan la Industria estadounidense.

2) Coincidentemente, China y Estados Unidos emiten un comunicado conjunto en diciembre de 1978, a través del cual los dos países establecen relaciones diplomáticas a partir del 1 de enero de 1979.
3) Casualmente(?) a partir de los '70 se abandona el patrón oro (sistema Breton Woods) que ataba el dólar a un valor "real". A partir de entonces el dólar vale por el sólo hecho de ser dólar, dependiendo de la buena marcha de la economía estadounidense.

4) En otro hecho casual (???) en 1987 llega a la Reserva Federal, Alan Greenspan, cuyas políticas habrían de conducir irremediablemente a la actual situación de caos financiero.

Todo esto, sin más preámbulos, marcaría una nueva "mudanza" del Capital, del Poder Real, desde EE.UU hacia China, lo cual, como vimos anteriormente, se completaría al cabo de varias décadas. Primero lentamente y acelerándose en las últimas etapas como estamos viendo actualmente, diversificándose también hacia los otros socios del BRIC.

Aquí cabe preguntarse el papel político de los actuales poderes formales de Estados Unidos. Más precisamente del Poder Ejecutivo que se ha venido transformando a partir del 11 de septiembre de 2001. Eventos como la reducción de las libertades civiles, el espionaje sobre sus propios compatriotas, y en suma, hechos que parecieran querer convertir a Estados Unidos en un estado policial. Con crecientes dudas acerca de la verdadera autoría del atentado del 2001, y con indicios claros de un evidente beneficio económico del ejecutivo a costa del futuro del país (a través del negocio de la guerra, del petróleo, etc), uno se ve obligado a pensar en dos posibles escenarios.

El primero plantearía una posible, aunque dudosa, causa nacional-imperialista, donde el dúo Cheney-Bush buscaría retrasar la caída del dólar y la implosión de la economía estadounidense a manos de China mediante un agresivo posicionamiento estratégico en Medio Oriente y Asia Central. Buscarían así intentar cercar a China y a su aliada más cercana (Rusia) para neutralizarlas, evitando así que tengan un poder excesivo tanto en lo financiero como en lo militar. Siendo éste último punto utilizado con doble fin, es decir, disuadiendo a China y a Rusia para que no desafíen el actual poder militar estadounidense y al mismo tiempo, utilizando esa presión para evitar que Pekín y Moscú puedan tener una injerencia demasiado grande sobre el dólar.

El segundo escenario sería idéntico al anterior pero cambiarían las intenciones. Porque no tendría nada que ver con el patrioterismo ni la defensa a ultranza de la nación-imperio, ni mucho menos. En este caso, la dupla Cheney-Bush no tendría ninguna intención de ganar realmente una pulseada con China y Rusia para salvar a los Estados Unidos, aunque las acciones y declaraciones que viertan lo hagan parecer así, al menos, para la opinión pública. Simple y fatídicamente, estaría todo diseñado para que, ante lo inevitable de la consumación de ese traspaso del Capital, los grupos económicos a los que pertenecen Bush y Cheney puedan terminar de saquear al país en medio de la crisis, (donde sabiendo de qué lado ponerse se pueden hacer negocios exhorbitantes) defendiendo exclusivamente los intereses de ese mismo Capital. Todos sabrían perfectamente el destino final del dólar y de la economía de EE.UU. Para ello, buscarían cualquier medio para retrasar ese colapso y sacarle el máximo jugo antes de dejar al país en el caos más absoluto.

Es inquietante pensar, que para lograr justamente que esa expoliación se lleve a cabo hasta el final, se necesitará de un estilo de gobierno extremadamente autoritario y represor que impida que el pueblo reaccione, atemorizándolo, distrayéndolo, garantizando así un total vaciamiento. Más inquietante aún es que a partir del 11 de septiembre de 2001 se han ido sentando las bases pseudo-legales justamente en esa dirección...

Las preguntas serían si un ataque a Irán, que posee fuertes lazos con Rusia y China, será la gota que rebalse el vaso y precipite aún más velozmente los acontecimientos financieros. Y si el mentado nuevo 9/11 ocurrirá antes o después de ese ataque.

Lo cierto es que todo parece indicar que el Capital, aquel que en última instancia y en mayor proporción estaría manejado por una parte ínfima de la humanidad, estaría ultimando detalles de un plan detallado y certero para cambiar de Huésped. A manera de gigantesco parásito, se terminará de desprender de Estados Unidos para trasladarse a China, la Tierra Prometida, la Nueva Favorita del Capital.

Pero, por supuesto, ese cambio sería sumamente traumático y terminarían causando enormes cimbronazos mundiales que podrían incluir también, en función de sus intereses, una guerra de proporciones catastróficas.