domingo, 22 de abril de 2007

EE.UU convertido en un Estado Policial.

La Guerra y el Estado Policial: Complicidad del Pueblo Americano.
por Donna J. Thorn. GlobalResearch, 21 de Abril 2007.
"Somos propensos a cerrar nuestros ojos ante una verdad dolorosa...¿Es así por parte de hombres sabios, ocupados en una gran y ardua lucha por la libertad?¿Estamos dispuestos a ser de aquellos quienes teniendo ojos, no ven, y teniendo oídos, no escuchan..? Por mi parte, cualfuere la angustia de espíritu que pudiera costar, estoy dispuesto a saber toda la verdad; saberla...ahora." Patrick Henry, 1775.
En esta era de guerras constantes, de creciente tiranía nacional, de tortura legislada por el gobierno, y de una persecución tipo nazi por el dominio de Medio Oriente, uno esperaría, por lo menos, un clamor audible por parte de la Gente que proclama resuelta devoción a las ideas de libertad y justicia para todos. Empero en su gran mayoría, el común de los americanos continúa asumiendo una postura de apatía, amargura, o espeluznante silencio.
Al ser confrontados con los duros hechos y la evidencia científica que unen a funcionarios clave del gobierno con los ataques de 9/11, personas ostensiblemente inteligentes, sensatas, rechazan agria y desafiantemente dicha información sin siquiera una discusión momentánea. Individuos realmente compasivos y amantes de la paz apoyan la criminal invasión a Iraq y cierran sus ojos ante la matanza de 600.000 civiles iraquíes por parte de EE.UU, eligiendo en cambio, creer en el mito de la supremacía americana, en cuyo centro yace la noción de que sólo los extranjeros son capaces de tales atrocidades. Y ahora, en el período posterior a 9/11 y al subsecuente establecimiento de la Seguridad de la Patria (Homeland Security), los que antes eran rígidos partidarios de los derechos civiles, tranquilamente toleran la deconstrucción paso a paso de la Constitución de EE.UU bajo el pretexto de la protección, y a su propio riesgo, desestiman cada vez más las estridentes advertencias y signos de un creciente e inminente estado policial. Claramente, el común de los americanos se ha rendido a la subyugación de una administración despótica y loca de poder, cuyo control continúa expandiéndose exponencialmente con cada rumor de pasada acerca de un peligro inminente.
¿Por qué, al ser confrontados con testimonios escritos de delitos autocráticos, hay tantos americanos sensatos que ignoran o incluso apoyan a la actual administración mientras abiertamente pavimenta una tiránica ruta hacia el infierno? ¿Somos tan engañados por la retórica y la propaganda de nivel armamentístico, que ya no somos capaces de distinguir la verdad de la ficción, por ende permitiendo, si no instigando, nuestro propio esclavizamiento?
Indiscutiblemente, un conjunto de circunstancias colectivas existen para explicar la anuencia del Pueblo Americano.
Lo que sigue es la primera de una serie de exploraciones por medio de las cuales esta escritora intentará identificar posibles factores centrales que contribuyen al flagelo de la apatía en la sociedad americana de hoy.
El Miedo, la Némesis de la Racionalidad.
Uno no puede analizar la dinámica de una sociedad post 9/11 sin examinar una de sus principales características: miedo, ansiedad, pavor, aprehensión...en una palabra, Terror. Para aquellos que se benefician de su proliferación, el temor es una moneda, un bien, una poderosa herramienta de marketing. Si uno es conciente de los artilugios por medio de los cuales los líderes han acumulado poder y apoyo para determinada guerra o asunto en la historia, uno puede discernir fácilmente las mismas maquinaciones que están funcionando hoy. Un ingrediente clave de cualquier convocatoria exitosa a la guerra o adquisición de poder, es la explotación del miedo a través de la manipulación de la percepción.
El 11 de setiembre de 2001, los medios corporativos y la elite del gobierno lanzaron una agresiva campaña política y mediática sobre y en contra del Pueblo Americano. Con una pericia digna de la Avenida Madison, los proveedores del miedo intensificaron nuestra percepción de una inminente amenaza inundando el aire con sonidos continuos, repetitivos, fácilmente retenibles, palabras rebosantes de carga emocional, "Bin Laden, Taliban, Eje del Mal, Saddam Hussein, Amenaza de terror, terrorista..."con justo la suficiente intensidad como para persuadir exitosamente al Pueblo Americano a que buscara la seguridad a cualquier costo.
Un detallado y bien arraigado miedo es el medio por el cual la actual administración se las arregla para vender la "Guerra al Terror" y, habiéndosele permitido florecer, ha solidificado la cooperación mecanizada de las masas mientras nuestros líderes apelan a la más básica de las necesidades humanas - la seguridad.
La fase preliminar ha sido puesta. Hoy en día, "amenazas" recientemente identificadas son anunciadas con casi una predecible regularidad. Ahora firmemente incrustado en el inconciente colectivo de América, el miedo es empleado para dar razón a poderes dictatoriales sin precedentes en la Casa Blanca, para justificar la erosión de la privacidad y el despojamiento de los derechos humanos que una vez fueran sagradamente custodiados por la Constitución. Aún así, ¿qué es lo que uno debería esperar de una administración cuya plataforma está construida sobre un sustrato del miedo, a excepción del miedo mismo?
El miedo apunta a silenciar a los que disienten. En cuanto el Movimiento para la Verdad cobra impulso y consigue credibilidad, los beneficiarios del miedo han comenzado a anunciar ya una nueva "amenaza" a la Seguridad Nacional - las mentes inquisidoras. Estas son buenas como malas noticias. Ya no nos ignoran más. Temiendo la exposición, los Zares de la Propaganda saben que los "Verdaderos" deben ser marcados y desacreditados si la corrupción gubernamental y el fraude corporativo van a terminar expuestos flagrantemente. Dicho esto, prepárense para una intensificada Campaña Difamación-y-Temor. Cualquier grupo o individuo que ruidosamente cuestione la historia oficial de 9/11 o que ejercite el derecho de pedir cuentas al Gobierno será tachado de "Anti-Americano" o "Anti-Patrótico".
Una bien documentada estrategia de los propagandistas a traves de la historia moderna, disolviendo la credibilidad a través de la destrucción de la reputación, es una calculada táctica utilizada para persuadir al público desinformado a que preste oídos sordos para, en efecto, mantenerse desinformado. Permanece visible si esta voluntad de línea de ataque tuviera éxito, y el éxito depende de cada individuo partidario de libertad. Respecto a la aspiración humana por seguridad, el deseo natural de pertenecer y de ser aceptado trabajan en favor de la elite pro-guerra y con hambre de poder, ya que saben que sólo el más valiente de entre los valientes osará arriesgarse al ostracismo por una causa noble.
El miedo engendra miedo y un aburrido razonamiento. Bajo la influencia del miedo, el sistema nervioso autónomo cambia al modo "pelea o huye". Quizás esta respuesta de una u otra chance clarifique el bipartidismo de los diligentes luchadores por la libertad y los voluntariamente engañados. Los primeros se hacen más fuertes con el conocimiento. Los últimos, tan temerosos de aniquilar ilusiones tranquilizadoras, continuan defendiendo los crímenes de sus líderes pseudo-conservadores, y al hacerlo, evitan las ansiedades que seguramente acompañarían la toma de conciencia. Tan desesperados por creer en un imaginario y benevolente Hermano Mayor, Nosotros el Pueblo, sin saberlo y a veces sin quererlo, prestamos oídos sordos a la verdad, eligiendo en cambio creer en una mentira. Nos sosegamos en la complacencia o en la forzada sumisión. Permitimos que el miedo genere una cultura de silenciosa ignorancia e inmeditada lealtad por medio de las cuales los regímenes dictatoriales son dados a prosperar.
Haríamos bien en recordar que una población golpeada por el miedo, es fácilmente manejable.
© Copyright Donna J. Thorne, Global Research, 2007