miércoles, 28 de mayo de 2008

La Comisión Trilateral y el Nuevo Orden


Zbigniew Brzezinski y David Rockefeller

Manejan el mundo

La Comisión Trilateral, donde una élite internacional decide nuestro destino

por Enrico Piovesana

PeaceReporter.net 6-5-08

Artículo Original en Inglés

Las reuniones del G8 y del Foro Económico Mundial en Davos son el foco de atención masiva por parte de los medios y de movimientos no-globales. Aquellas de la Comisión Trilateral, mucho más cruciales, tienen lugar en un silencio mediático casi completo. Nadie sabe cuándo ocurren, nadie habla de ellas, y nadie protesta contra este cuerpo privado para planear políticas globales, consistiendo en la élite política y económica de los Estados Unidos, Europa, y Japón (de ahí el nombre): doscientos jefes de estado, ministros de gobierno, banqueros, directores de corporaciones multinacionales, economistas y generales se reúnen cada año durante cuatro días en una de las ciudades de la tríada para decidir, tras puertas cerradas, las pautas para las políticas y economías internacionales que los Estados Miembros deben seguir. Este año la reunión fue celebrada en Washington, comenzando el 25 de abril y concluyendo el 28.

Gobierno Mundial de los “mejores.”

La Comisión Trilateral fue creada en 1973 por el actual presidente honorario de la organización, David Rockefeller, patriarca de la poderosa dinastía bancaria y ferviente globalista, junto con Zbigniew Brzezinski, uno de los arquitectos principales de la guerra al terror desde el 11 de septiembre, y actualmente un asesor de Barack Obama. La prensa de los EE.UU. de esa época definió a la Comisión Trilateral como un “descendiente directo” del Grupo Bilderberg, una sociedad secreta internacional que comparte muchos miembros y metas trilaterales, especialmente aquella de un orden mundial manejado por una limitada aristocracia política y económica supranacional. El filósofo y sociólogo francés Gilbert La Rochelle ha comentado, “la ciudadela Trilateral es una zona protegida donde “los mejores,” en su inspirada superioridad, elaboran regulaciones que deben ser pasadas a los de abajo."

Una suerte de Masones Internacionales.

La Comisión Trilateral no es secreta, pero se caracteriza por una extrema reserva típica de las organizaciones masónicas. Mantiene un Web site muy discreto proporcionando fechas y lugares de sus reuniones, y donde los espectadores pueden pedir los textos de los “Triálogos” - los registros públicos de sus reuniones - los cuales, sin embargo, tienen lugar tras puertas cerradas. Los nombres de los miembros están protegidos con gran reserva: en teoría, las listas de los miembros actuales están disponibles para el público, pero hicimos un pedido de la lista hace bastante tiempo y aún no hemos recibido respuesta. Las listas de los últimos miembros son más fáciles de conseguir.

Pautas para Políticas Globales.

Los “Triálogos” publicados hasta ahora anuncian “marcos” para la globalización de los mercados, la política energética, las finanzas internacionales y la liberalización económica. También cubren crisis y guerras internacionales, el manejo del disenso, y el colocar límites a los “excesos democráticos.” El tema de cada informe depende de la contingencia histórica. Por ejemplo, después de los ataques del 11 de septiembre, la reunión anual en 2002 estuvo dominada por Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Colin Powell y Alan Greenspan, quienes demandaron una “respuesta global” al terrorismo, con todos los estados occidentales siguiendo el liderazgo de los Estados Unidos.

Sabios iluminados.

Los asuntos extranjeros y militares, y las políticas sociales, económicas y financieras de cada nación deben seguir las directivas impuestas por estos “expertos.” En un artículo de noviembre 2003 en Le Monde, el autor de un artículo sobre la Comisión Trilateral, el profesor Olivier Boiral, escribió, “como los reyes filósofos de la República Platónica que contemplaban el reino de las ideas para sembrar su sabiduría trascendental en asuntos mundanos, la élite de esta institución apenas democrática trabaja para definir los criterios “del buen gobierno" internacional. Son un vehículo de un ideal Platónico de orden y control mantenidos por una clase privilegiada de tecnócratas que consideran que su pericia y experiencia les otorgan autoridad sobre los reclamos profanos de los ciudadanos simples.“