sábado, 3 de mayo de 2008

El Poder Financiero Mundial en la Historia 1° Parte



Tiempos Extraordinarios, Colapso Intencional y el derribamiento de los EE.UU


por Richard C. Cook, Global Reasearch, 30-4-08

1° Parte

Original Completo en inglés

Mucho se ha escrito sobre si existe un plan mundial para controlar los acontecimientos y dirigirlos en una dirección rentable para una élite de ricos y poderosos. ¿Es ésta una “teoría conspirativa”? Mientras que es difícil ser específico sobre quién exactamente puede estar detrás de tal conspiración, si existe, al menos está claro que el sistema privadamente manejado del capitalismo financiero global da amplia oportunidad para que la gente más rica del mundo se combine para su beneficio mutuo. Además, el mismo capitalismo financiero global está basado en la monopolización de la creación de dinero por parte de un sistema bancario mundial que es en gran parte de propiedad privada, incluso mientras funciona a través de los bancos centrales de las naciones más grandes y prósperas. Este artículo postula la existencia de una larga y coordinada matriz establecida por los controladores del dinero para dominar los movimientos de la historia. El artículo se centra particularmente en lo que parece haber sido un ataque que ha estado ocurriendo durante más de un siglo contra la independencia de las naciones de Rusia y de los EE.UU.

El filósofo ruso P.D. Ouspensky (1878-1947) escribió, “es un error pensar que los tiempos en los que estamos viviendo son como cualquier otro. Éstas son épocas extraordinarias.”

Ouspensky, con su mentor, G.I. Gurdjieff, escapó de Rusia después de la revolución bolchevique, durante la guerra civil rusa. Aunque las academias no han podido reconocerlo, esta convulsión de la época fue financiada en parte a través de los recursos monetarios de la élite financiera internacional operando desde Londres, Amsterdam, Nueva York, París, Hamburgo, y Francfort.

Fue esta élite, actuando a través de bancos occidentales, la que parece haber provisto subrepticiamente los medios para que Lenin y Trotsky destruyan la nación rusa después de la caída del régimen Zarista al final de la Primera Guerra Mundial. La ayuda por parte de los financistas occidentales es discutida por el Dr. Matthew Raphael Johnson en su historia revisionista, La Tercera Roma: Santa Rusia, Zarismo y Ortodoxia. (Fundación para la Libertad Económica, Washington, D.C., 2003)

El actual análisis postula que la toma de posesión de Rusia, cuya espina dorsal era la alianza entre la Casa Romanoff, la Iglesia Ortodoxa, la nobleza terrateniente, y las miles de comunas campesinas autónomas, era uno de los dos principales proyectos que los financistas determinaron que se cumpliera a principios del siglo XX dentro de un plan de mayor alcance para dominar el mundo. El otro era el control y la eventual destrucción de los Estados Unidos de América. Ese proyecto puede que esté alcanzando su culminación a través del aparentemente útil colapso financiero en curso en 2008.

¿Por qué Rusia y los EE.UU.?

Los eventos que afectan a las naciones tienen sus raíces en la historia, y la gente subestima cómo lo que sucede hoy está condicionado por el pasado. Los destinos respectivos de Rusia y de los EE.UU. han estado vinculados durante mucho tiempo.

Los dos países tuvieron una relación estrecha durante la guerra civil americana, cuando la flota rusa ancló en los puertos de Nueva York y San Francisco. En 1867, Rusia vendió la enorme extensión de Alaska a los EE.UU. Más adelante, los EE.UU. proporcionaron ayuda de ingeniería para el desarrollo industrial ruso.

Los dos gigantes continentales, durante la última parte del siglo XIX, se estaban convirtiendo en las potencias terrestres más grandes del mundo. Con Alemania, archirival de Gran Bretaña por el poder económico, sumándose a la relación, la hegemonía de la zona de influencia de los financistas en Gran Bretaña y Europe del Norte fue amenazada de una manera no vista desde la época de Napoleón.

Tanto Rusia como los E.E.U.U. eran naciones en gran parte cristianas, con una porción importante de la población americana, especialmente los inmigrantes recientes, siendo miembros de la fe católica romana. Por siglos nada había sido un mayor obstáculo para el control financiero de las naciones a través de la guerra y las finanzas que la religión cristiana y sus enseñanzas en contra de la usura.

Más, ni los EE.UU. ni Rusia tenían un banco central de propiedad privada. Los EE.UU. hacía mucho tiempo que se habían librado de sus propios bancos centrales, El Primero (1791-1811) y el Segundo (1816-1836) Banco de los Estados Unidos. El concepto entero de actividades bancarias comerciales teniendo control de la economía de una nación era ajeno al modo de pensar ruso y estadounidense.

En cambio, la riqueza provenía del trabajo. Esto fue expresado por el presidente Abraham Lincoln en un mensaje del 3 de diciembre de 1861, al Congreso cuando dijo, “el trabajo está antes que, y es independiente de, el capital. El capital es solamente el fruto del trabajo, y nunca podría haber existido si el trabajo no hubiera existido primero. El Trabajo es el superior del capital, y mucho merece la más alta consideración.”

Lincoln pudo hacer tal declaración porque la economía de los EE.UU., al igual que la rusa, estaba arraigada profundamente en el suelo. La espina dorsal de las dos culturas era el campesino ruso y el granjero terrateniente americano, tal como lo denominó Thomas Jefferson. Las economías de comerciantes y artesanos del pueblo y la ciudad en ambas naciones estaban fundadas sobre la riqueza del campo la cual derivaba del trabajo humano y animal y del trabajo de la tierra. Incluso cuando la industrialización comenzó a florecer en la última parte del siglo XIX, estaba en gran parte alimentada en ambos países por los ahorros y las ganancias retenidas, y no por créditos de banco creados “del aire fino” a través de los préstamos fraccionarios de la reserva.

Continuará..