martes, 6 de noviembre de 2007

¿Crecimiento o Dibujo Económico?




Comentario: menos mal que en Argentina estas cosas no pasan... pregunten por el Indec si no.

Los últimos números del Departamento de Comercio de EE.UU no tienen sentido
por Peter Schiff



Ayer, mientras el dólar americano bajó a nuevos mínimos récords y los precios del petróleo y el oro subieron a nuevos maximos, el Departamento de Comercio de EE.UU. entregó información gubernamental sin sentido que se las arregló para informar la inflación más baja de los EE.UU. en el último medio siglo. Wall Street apenas fue engañado.
El promedio industrial de Dow Jones se desplomó en 390 puntos, o 2.6 por ciento, para ser seguido por los mercados asiáticos de hoy. Según Bloomberg, el Morgan Stanley Capital International Asia-Pacific Index perdió el 1.3 por ciento hasta los 170.10 a las 9:30 AM en Tokio, cayendo desde un récord. El Nikkei 225 Stock Average declinó el 1.9 por ciento hasta los 16.554.02 puntos. El índice australiano S&P/ASX 200 cayó desde un máximo. Todos los mercados abiertos a la negociación se retrayeron.
Estos extraños números fueron integrales en permitir que el Departamento de Comercio informe un 3.9 por ciento de crecimiento anualizado del PBI en el tercer trimestre, lo cual fue anunciado por los alcistas como evidencia de que una economía estadounidense resistente se había sacado de encima los problemas en los mercados inmobiliario e hipotecario. Sin embargo, la capacidad del gobierno para hacer que el “crecimiento económico” aparezca mágicamente se basa puramente en delicadeza estadística.
Para llegar a esta tasa, el gobierno tuvo que asumir que la inflación durante el trimestre corrió a una tasa anualizada del 0.8 por ciento (que es menos del 1 por ciento). Ésa es la tasa de inflación más baja utilizada para calcular el PBI de los EE.UU. desde la administración Eisenhower. Con el petróleo tasado a casi u$s 100 por barril, los futuros del oro negociándose por encima de los u$s 800 por onza, el dólar tocando mínimos récords, y el Fed imprimiendo dinero como si fuera a pasar de moda, el gobierno tiene el temple para afirmar que la inflación actual es la más baja en medio siglo. ¡Increíble!
Sólo en caso de que haya cierta confusión, el gobierno ajusta los aumentos nominales del PBI usando el índice de deflación del PBI, que representa la tasa de inflación durante el plazo medido. Esto se hace para extraer la inflación del cálculo del PBI de modo que solamente el crecimiento real consiga ser tomado en cuenta: no aumentos nominales que resultan puramente de la inflación.
La estimación consensuada del crecimiento del PBI para el tercer trimestre fue del 3.4 por ciento. La razón por la que rebatimos este número fue porque el gobierno ajustó el aumento nominal del 4.7 por ciento por un mero 0.8 por ciento. Si el gobierno hubiera asumido una tasa de inflación más alta, digamos un 2.6 por ciento (idéntico a la tasa usada para deflacionar el segundo trimestre del PBI,) la ganancia del tercer trimestre habría sido solamente del 2.1 por ciento, bien lejos del pronóstico consensuado. Mi conjetura es que la inflación está corriendo realmente a una tasa anualizada más cercana al 10 por ciento. Por lo tanto usando un índice de deflación más honesto, la economía de los EE.UU. se está contrayendo en realidad, lo que explicaría la prueba anecdótica reciente proporcionada por varias encuestas, el descontento de los votantes y los números de la opinión del consumidor. De hecho, si uno mide simplemente el PBI de los EE.UU. usando el oro o cualquier otra moneda, está claro que estamos ya en una recesión.
Ilusiones similares se crean en otros números, tales como el de ventas al por menor, ganancias corporativas, y precios de las acciones, los que están todos subiendo simplemente como resultado de que la inflación real es más alta que los informes oficiales. Por ejemplo, mayores ventas al por menor reflejan a consumidores pagando precios mas altos por los productos que compran. Pueden de hecho comprar menos mercadería, pero están pagando más por ella. Además, parte de los incrementos son producto de los turistas usando sus monedas extranjeras apreciadas para comprar productos más baratos aquí que en sus propios países. He oído hablar de canadienses registrándose en hoteles de los EE.UU. con las maletas vacías, cruzando la frontera para darse el gusto de comprarse de todo el fin de semana.
Las ganancias corporativas, particularmente aquellas de las multinacionales, están infladas ya que sus ganancias en moneda extranjera se traducen a más dólares cuando esas ganancias se repatrían. Sin embargo, tales ganancias son ilusiones, pues las compañías ganan simplemente más dólares de valor disminuido por las mercaderías que venden. El volumen real de exportaciones no mejora mucho necesariamente, según lo evidenciado por el empleo en la débil producción industrial y de la manufactura. Cuando esos dólares depreciados adicionales se pagan como dividendos, no confieren ningún incremento real en el poder adquisitivo global de los accionistas.
Semejantemente, así como la inflación hace que los precios de los bienes y servicios suban, hace subir los precios de las acciones también. Aunque tales aumentos pueden ser menores que el incremento real en el costo de vida, mientras el gobierno se escabulla usando números falsos del Indice de Precios al Consumidor que no pueden reflejar completamente la inflación, Wall Street seguirá tomándose el rédito por los aumentos nominales como si fueran verdaderos.
Sin embargo, tan ridículo a como fue el falso número del PBI, la broma más grande de ayer fue un informe sobre competitividad global emitido por el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, que rankeó a la economía de los EE.UU. como la más competitiva del mundo. Para llegar a esta conclusión, el foro ha borrado lo obvio por debajo de una montaña de teoría. En la determinación de los rankings de los países, el FEM sopesó fortalezas en sus “12 Pilares de la Competitividad”, incluyendo: instituciones, infraestructura, estabilidad macroeconómica, salud y educación primaria, educación superior y capacitación, eficiencia del mercado de bienes, eficiencia del mercado laboral, sofisticación del mercado financiero, preparación tecnológica, tamaño del mercado, sofisticación de los negocios e innovación. Totalmente ignorados empero son los resultados mensurables de la competitividad, notablemente un excedente comercial y una moneda fuerte.
¡Es como si el FEM decidiera juzgar una competencia de pérdida de peso sin usar una balanza, centrándose en cambio solamente en la actitud mental, el esmero, la perseverencia, y la educación alimenticia! Consecuentemente el premio se concede al participante más obeso. De acuerdo a la evidencia empírica de un déficit comercial enorme, a un endeudamiento global asombroso, y a una moneda declinante, los Estados Unidos claramente no son la economía más competitiva del mundo.
Video de la entrevista de Peter Schiff en CNN (inglés) 1-11-2007