jueves, 1 de noviembre de 2007

Ataque a Irán: cada vez más cerca?


Los E.E.U.U. imponen sanciones unilaterales a Irán:
Un paso más cerca de la guerra
por Bill Van Auken

En un acto sin precedentes en la historia de las relaciones internacionales, Washington el jueves impuso unilateralmente sanciones económicas duras y potencialmente paralizantes contra la principal fuerza de seguridad uniformada de Irán, así como contra más de 20 compañías iraníes y los tres principales bancos del país.
Las sanciones, anunciadas por la Secretaria de Estado de EE.UU. Condoleezza Rice y el Secretario del Tesoro Henry Paulson, representan una provocación deliberada dirigida a imposibilitar cualquier acuerdo negociado al conflicto sobre el programa nuclear de Irán y haciendo que una guerra entre E.E.U.U. e Irán sea inevitable.
Al anunciar las medidas - que son considerablemente más punitivas que aquellas impuestas por Washington durante la toma de la embajada de los EE.UU. que siguió a la revolución iraní de 1979 - Rice dijo que estaban diseñadas para aumentar los costos de Irán por su comportamiento irresponsable."
Las sanciones están dirigidas en primer lugar contra el Cuerpo de Guardias Revolucionarios de Irán, al cual el gobierno de los EE.UU. ahora ha calificado como "proliferador de armas de destrucción masiva," y de su Fuerza de Quds, que se ha etiquetado como "partidaria del terrorismo."
Los Guardias Revolucionarios, una fuerza de unos 125.000, es responsable de la aplicación de la ley, el patrullaje fronterizo y de la resistencia contra un ataque extranjero. También organiza a la milicia del pueblo de Irán, proporcionando entrenamiento militar a unos 12 millones de voluntarios.
La Fuerza de Quds es una unidad especial dentro de los Guardias Revolucionarios que maneja operaciones de ultramar. Ha actuado en cantidad de países con la aprobación directa de Washington.
En Bosnia, proporcionó armas al gobierno musulmán respaldado por EE.UU; en Afganistán, ayudó a las fuerzas que combatían contra los militares soviéticos y luego apoyó a los que luchaban contra los Talibanes; en Iraq, asistió a las guerrillas kurdas en contra del régimen Baathista de Saddam Hussein.
En otros lugares, ha ayudado a organizaciones opuestas a los EE.UU., principalmente aquellas que resisten la agresión israelí, tales como Hezbollah, el masivo movimiento chiíta en Líbano, y a organizaciones en los territorios palestinos ocupados.
Al imponer estas designaciones sobre las fuerzas armadas oficiales de un estado soberano, la administración Bush está realizando una intervención descarada en los asuntos internos de Irán. Al obrar así, está disponiendo un marco pseudo-legal para la guerra, detallando dos pretextos alternativos - armas de destrucción masiva y el terrorismo - los cuales son idénticos a aquellos ideados y propagados con objeto de la invasión no provocada de Iraq por parte de EE.UU.
Washington ha alegado que Irán está prosiguiendo su programa nuclear para construir un arma nuclear. Tehran ha negado esta acusación, insistiendo que está utilizando el programa para fines pacíficos, particularmente, para el desarrollo de una fuente alternativa de energía.
En vista del segundo casus belli, la administración Bush y algunos altos comandantes militares de los EE.UU. han acusado en varias ocasiones a Irán y a la Fuerza de Quds, particularmente, de armar, financiar y entrenar fuerzas en Iraq responsables de los ataques contra las tropas de ocupación de los EE.UU.
Washington aún tiene que proporcionar evidencia concreta para respaldar estas acusaciones y no ha producido ninguna que pueda creíblemente afirmar que sea un agente iraní el que esté dedicado a estas supuestas actividades. Teherán ha negado responsabilidad por los ataques, los que señala como realizados en su gran mayoría por soldados de la resistencia Sunnita, no por los movimientos chiítas con los cuales los iraníes han disfrutado de una relación de muchos años.
Las sanciones en contra de los Guardias Revolucionarios se dirigen a infligir un daño significativo a la economía iraní. El papel de los Guardias en Irán incluye actividades económicas de gran envergadura.
Su unidad de ingeniería, por ejemplo está implicada en una cantidad de proyectos importantes, extendiéndose desde un contrato de u$s 2 mil millones para el desarrollo del yacimiento de gas más importante de país, hasta un contrato de u$s 1.3 mil millones para una nueva tubería dirigida a Paquistán, y hasta la construcción de una extensión del metro de Teherán, de una conexión ferroviaria de alta velocidad entre la capital e Isfahán, así como de puertos de embarque y una importante presa.
El impacto inmediato de las sanciones permitiendo la congelación de activos en los bancos de los EE.UU. o bloqueando negocios estadounidenses con relaciones económicas con los Guardias iraníes, así como con el nombrado banco iraní y otras compañías, es insignificante, dado que la imposición por parte de Washington de sanciones en respuesta a la revolución de 1979 que derrocó la dictadura del Shah respaldada por EE.UU, ya había excluido a gran parte de los bancos y empresas americanas del mercado iraní.
Chantajeando Bancos y Empresas extranjeras
El objetivo de estas medidas - que están lejos de ser las más radicales que los EE.UU. pudieran esperar a que se aprueben en los Naciones Unidas - es chantajear a los bancos y corporaciones extranjeras con la amenaza de que sus operaciones subsiguientes dentro de Irán podrían acarrear penas por parte de América y a la exclusión del mercado norteamericano.
El Secretario del Tesoro Paulson pidió que "bancos y compañías responsables de todo el mundo" cortaran todos los lazos con el citado banco, las compañías y todas las afiliadas de los Guardias Revolucionarios. Los funcionarios de EE.UU. han remarcado que los lazos de los Guardias están tan esparcidos que cualquier tipo de relación económica con Irán acarrea la amenaza de una represalia de los EE.UU.
La acción de los EE.UU. ganó pronto el rápido aval del gobierno británico del primer ministro Gordon Brown, quien, según algunas notas de prensa, ha incluso señalado su voluntad de acompañar eventuales ataques aéreos de los EE.UU. contra Irán. Brown parece preparado para desempeñar el mismo papel que Blair desempeñó en allanar el camino para la invasión de Iraq, empujando al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para imponer una nuevo grupo de sanciones, una movida que es objetada por Rusia y China, que tienen ambas intereses substanciales en Irán y mantienen el poder de veto en el consejo. En el 2003, Bush invocó el fracaso de la O.N.U en aprobar una resolución autorizando una acción militar como pretexto para lanzar unilateralmente la guerra estadounidense.
Otras potencias europeas, sin embargo, fueron más frías hacia el dictado de Washington. El Ministro de Asuntos Exteriores alemán Frank-Walter Steinmeir dijo el jueves que cualquier decisión sobre más sanciones contra Irán debería aguardar una evaluación de la buena voluntad de Irán para contestar más preguntas del Organismo Internacional de la Energía Atómica (la AIEA). Las compañías alemanas exportaron u$s 5.7 mil millones en mercancías a Irán el año pasado, mientras que el ministerio alemán de economía concedió al gobierno de Teherán u$s 1.2 mil millones en garantías de crédito de exportación.
El nuevo negociador nuclear iraní, Saeed Jalili, acompañado por su precursor, Ali Larijani, mantuvo dos días de negociaciones esta semana con el director de política exterior de la Unión Europea, Javier Solana, en Roma para discutir el programa nuclear de Teherán. Al final de las negociaciones el miércoles, los negociadores iraníes se unieron con Solana y el primer ministro italiano Romano Prodi en una rueda de prensa común en Roma. Ambas partes describieron las negociaciones como "constructivas", mientras que Prodi insistió en que el "diálogo es la única manera de encontrar una solución para el programa nuclear de Irán en el Consejo de Seguridad de la ONU y que Italia alienta esta forma."
El presidente ruso Vladimir Putin expresó una dura reacción a las sanciones de los EE.UU. Reuniéndose con dirigentes de la Unión Europea en una cumbre en Portugal, insistió en que la controversia sobre el programa nuclear de Irán debería ser resuelto con negociaciones, en línea con aquellas ejercidas con Corea del Norte.
"¿Por qué empeorar la situación y llevarla a un callejón sin salida amenazando con sanciones o con una acción militar?" Putin dijo. En una obvia caracterización de Bush, continuó, "Corriendo como un loco con una hoja de afeitar, agitándola, no es la mejor manera de resolver la situación."
Irán rechazó las sanciones de los EE.UU. "Las políticas hostiles de América en contra de la respetuosa nación iraní y de nuestras organizaciones legales están en contra de las regulaciones internacionales y no tienen ningún valor," dijo el portavoz Mohammad Ali Hosseini del ministerio de asuntos externos. "Tales medidas ridículas no pueden salvar a los americanos de la crisis que ellos mismos se han creado en Iraq."
Hablando en una conferencia sobre la "privatización en Irán" llevada a cabo en Dubai para los inversores extranjeros, el jefe de la Cámara de Comercio, Industrias y Minas de Irán, Mohammad Nahvandian, dijo que mientras las sanciones podrían llevar a un aumento en los costos," no podrían "perturbar o detener las masivas relaciones comerciales masivas de Irán con otros países."
El principal objetivo de las sanciones, sin embargo, no parece ser tanto económica sino política. Al aumentar las tensiones, están diseñadas para dar un portazo a cualquier acuerdo negociado del conflicto nuclear y para allanar el camino hacia la acción militar de los EE.UU.
En ese sentido están consolidadas en la escalada constante de amenazas contra Irán, incluyendo la advertencia de Bush la semana pasada acerca de "la Tercera Guerra Mundial" y la amenaza de Cheney el domingo pasado sobre que Irán enfrentaría "serias consecuencias" si continuaba en su actual rumbo, y que los EE.UU. "no se quedarían parados mientras un estado que apoya al terror satisface sus ambiciones más agresivas."
Prueba clara de las preparaciones de guerra de los EE.UU. contra Irán llegó en los detalles de la petición del presupuesto de casi u$s 200 mil millones enviada al congreso el lunes pasado para financiar la continuación de las guerras en Iraq y Afganistán.
Incluidos estaban casi u$s 88 millones para ubicar bombas "rompe-bunkers" en los bombarderos furtivos B-2. Algunos legisladores y asesores del Congreso precisaron que hay poco uso para tales armas en las campañas actuales de la contraguerrilla en Iraq y Afganistán, y que las bombas fueron destinadas según parece para atacar instalaciones nucleares subterráneas de Irán.
Mientras que la administración Bush se prepara para otra guerra más, los Demócratas en el congreso han emergido una vez más como voluntariosos cómplices. La imposición de sanciones por parte de la administración fue en realidad prefigurada por la legislación aprobada en la Cámara de Diputados con mayoría demócrata - con una votación abrumadora de 397-16 - que impondría sanciones a compañías de energía no estadounidenses que hacen negocios en Irán.
Mientras que los líderes Demócraticos afirman que la medida fue tomada para cortar la financiación al programa nuclear de Irán, su intención verdadera es evidente. Los conglomerados americanos del petróleo excluídos del mercado iraní quieren negar a sus competidores cualquier tipo de ventaja.
En el análisis final, no obstante la propaganda sobre amenazas nucleares y terrorismo, una guerra de los EE.UU. contra Irán sería puesta en marcha para imponer el control hegemónico del capitalismo americano sobre las estratégicas reservas petrolíferas del Golfo Pérsico.