miércoles, 26 de noviembre de 2008

China vs EE.UU: igual tormenta, diferente barco


Extenso tour virtual por Shanghai, la capital financiera de China.
Duración 1h 12 m. (no hagan caso del "presentador" italiano)...
China juega mejor mano a largo plazo
por John Browne
Europac.net 19-11-2008
Como Peter Schiff y yo hemos advertido por largo rato, la dependencia de EE.UU. al empréstito y al consumo para impulsar la actividad económica daría como resultado la destrucción al por mayor de la riqueza nacional. Hasta hace poco, la disipación era en gran medida invisible para la mayoría de los consumidores. Sin embargo, el consiguiente hundimiento en los precios de los bienes raíces y de los capitales accionarios y las estadísticas recién publicadas sobre ventas minoristas, confianza del consumidor y empleo, han dejado ahora en claro para la mayoría de los estadounidenses que su propia riqueza ha sido gravemente, y quizás permanentemente, degradada. En respuesta, ahora están acumulando efectivo y reevaluando sus hábitos de gastos.
El resultado inmediato es que las grandes tiendas, tales como Circuit City, Best Buy y Mervyn ’s, han caído completamente o han cerrado un porcentaje significativo de sus locales. De hecho, el 17 de noviembre, Moody's advirtió de una epidemia de quiebras corporativas. EE.UU. se enfrenta a una grave recesión que, si es mal controlada, probablemente conducirá a una depresión tan mala, si no peor, que la de la Burbuja del Mar del Sur (1720) o la Gran Depresión de principios de los años 30.
Tal depresión afectará a la mayoría de los países desarrollados. Pero los países no sufrirán por igual. En una depresión, la riqueza desaparece. Por lo tanto, la acumulación de riqueza estará aún más gravemente dividida entre aquellas naciones que, como EE.UU., son netos consumidores, y aquellas que, como China, son productores. El contraste se hará cada vez más claro y probablemente se reflejará en el valor de las acciones de capital dentro de las dos economías.
Por ejemplo, contrastemos los recientes paquetes de estímulo económico de los dos países.
En EE.UU., el primer paquete de estímulo del Presidente Bush ascendió a unos 172 mil millones de dólares. Sin embargo, destinaba 87% a los consumidores y sólo un 13% a los productores. Esto estaba en consonancia con el hecho de que el consumo es responsable del 72% de la economía estadounidense, medida por el Producto Bruto Interno. En contraste, el paquete de estímulo de China será de unos 600 mil millones de dólares, aproximadamente cuatro veces más grande que el programa equivalente de los Estados Unidos. Sin embargo, la economía estadounidense es cinco veces el tamaño de la de China, por lo que en términos relativos, el paquete chino es el equivalente a unos 3 billones de dólares. En otras palabras, para estimular a su economía China está gastando unas 17.4 veces más que EE.UU., sobre una base relativa.
Además el paquete de gasto chino es mucho más probable que tenga beneficios anti-recesivos que los programas de estímulo estadounidenses. Mientras que el paquete estadounidense está orientado hacia los consumidores, el paquete chino está orientado hacia productivos proyectos de infraestructura que van a agregarse a la competitividad a largo plazo de su economía. En China, los salarios reales se filtrarán hacia abajo hasta los consumidores en la forma de verdadera riqueza, ya que la economía China se está equipando para convertirse en un desafiante cada vez más eficaz de la condición de superpotencia de EE.UU.
Mientras que la administración Bush ha gastado sólo unos 22 mil millones de dólares en la producción económica, gastó unos 150 mil millones de dólares para los consumidores y unos impresionantes 2.8 billones de dólares para rescatar al sector financiero. El énfasis estratégico del gasto de la administración de los fondos de los contribuyentes está claro para todos. Si prestas dinero te apoyaremos, si fabricas cosas, te tendrás que arreglar solo.
En EE.UU., el gobierno alentó tanto como permitió que el sistema financiero participara en préstamos altamente apalancados. Además, se permitió al sector financiero ocultar el riesgo utilizando contabilidad ‘fuera-de-balance’ y una clasificación ficticia de activos de capital. Un ejemplo clásico de esto último fue la clasificación de un crédito fiscal como 'capital' de parte de Fannie Mae. Esto permitió que Fannie Mae apalancara sus inversiones hipotecarias en casi cien veces el tamaño de su ‘verdadero’ capital, mientras revelaba que eran sólo cincuenta veces en sus cuentas.
China no permitió tal ‘ingeniería financiera’ engañosa. Por lo tanto, no ha tenido que gastar en rescatar a su sistema bancario.
Entretanto, tanto las Bolsas de EE.UU como de China han sufrido caídas de alrededor del 50 por ciento. Pero habida cuenta de las mucho más sabias iniciativas políticas de su gobierno, las acciones chinas parecen ofrecer unas perspectivas de crecimiento mucho mejores que sus homólogas estadounidenses.