viernes, 31 de agosto de 2007

La Amenaza de Ley Marcial es Real




por Dave Lindorff
Global Research, July 29, 2007 Commons Dreams

El colapso que se cierne sobre los militares estadounidenses en Iraq, sobre el cual un grupo de generales y ex generales ha advertido (incluyendo al ex Jefe de Estado Mayor Colin Powell), está ocurriendo demasiado pronto, ya que podría ser la mayor esperanza de evitar el gobierno militar aquí en casa. Por lo que aparentan las cosas, el régimen de Bush/Cheney ha estado trabajando asiduamente para pavimentar el camino hacia una declaración de gobierno militar, de tal forma que a este punto sólo le falta el pretexto para accionar la suspensión del gobierno constitucional. Han hecho esto con el activo apoyo de los demócratas en el Congreso, aunque la mayor parte del trabajo pesado fue hecho por el último Congreso liderado por los republicanos.
El primer paso, o curso, fue la primera Autorización para el Uso de la Fuerza Militar (AUFM), aprobada en septiembre de 2001, que el presidente ha subsecuentemente utilizado para afirmar (impropiamente, pero ¿y qué?) que el mundo entero, incluyendo los Estados Unidos, es un campo de batalla en la así denominada "Guerra" al Terror, y que él tiene poderes ejecutivos unitarios extra constitucionales para ignorar las leyes aprobadas por el Congreso. Como erudito constitucional y anterior asistente fiscal general de la era Reagan, Bruce Fein observa que esa afirmación, de que los Estados Unidos son en sí mismos un campo de batalla, es suficiente para permitir que este presidente o uno futuro declare la ley marcial, ya que siempre se puede declarar la ley marcial en un campo de batalla. Todo lo que necesitaría sería un pretexto, como otro ataque terrorista dentro de los Estados Unidos.
La AUFM del 2001 fue seguida por el Acta Patriótica, aprobada en octubre de 2001, que socava mucho de la Ley de Derechos. Cerca de la misma época, el presidente comenzó una campaña de espionaje masivo a los americanos por medio de la Agencia de Seguridad Nacional, llevada a cabo sin ninguna garantía y sin otra revisión judicial. Fue y permanece como un programa que claramente está dirigido a los disidentes americanos y a los oponentes políticos de la Administración, ya que la Corte de Vigilancia de la Inteligencia Externa nunca habría levantado objeción alguna por espiar a potenciales terroristas. (Y ha resultado, junto con otros programas de espionaje del gobierno, en que el gobierno tiene una lista ahora de unos 325.000 "supuestos terroristas"!)
El otro tema que vimos tempranamente fue el establecimiento de un oculto "gobierno dentro del gobierno", a través de la activación, post 9/11, del denominado protocolo de "Continuidad del Gobierno", que veía a los jefes de las agencias federales moviéndose secretamente hacia un bunker subterráneo donde, trabajando bajo la dirección del vice presidente Dick Cheney, el "gobierno" funcionaría fuera de la vista del Congreso y del público durante críticos meses.
Fue también durante el primer año siguiente a 9/11 que el régimen de Bush/Cheney comenzó sus programas de arresto y detención sin cargos (mayormente de residentes extranjeros, pero también de ciudadanos americanos), y de secuestros y tortura en una cadena de prisiones políticas de ultramar y en la base naval de bahía Guantánamo.
Al año siguiente, el Fiscal General John Ashcroft comenzó su programa para desarrollar una cadena masiva de decenas de millones de ciudadanos espías (Operación TIPS). Ese programa, que tuvo considerable apoyo de demócratas clave (notablemente el senador Joe Lieberman), fue acortado por el Congreso cuando conservadores clave tuvieron noción de la dimensión del asunto, pero el concepto sobrevive sin nombre, y se supone que hoy se está expandiendo.
Mientras tanto, el pasado octubre, Bush y Cheney, con la ayuda de un Congreso complaciente, colocaron en su lugar elementos clave necesarios para un golpe de estado militar. Allí fue el derribamiento de la venerable Acta Posse Comitatus de 1878, que exceptuaba el uso de militares en deber activo dentro de los Estados Unidos para funciones de tipo policial, y la revisión del Acta de Insurrección, como para facultar al presidente para que tome el control de las unidades de la Guardia Nacional en los 50 estados, incluso sobre las objeciones de los gobernadores de esos estados.
Junten eso con la construcción completamente secreta en marcha ahora - cortesía de los u$s 385 millones otorgados por la US Army Corps of Engineers a la subsidiria de Haliburton KBR Inc - de campos de detención supuestamente capaces de confinar hasta 400.000 personas, y un informe reciente de que el Pentágono tiene un documento, fechado el 1 de junio de 2007, clasificado Top Secret, que declara que hay una "insurgencia" desarrollándose dentro de los Estados Unidos, y que traza una campaña de contrainsurgencia de ley marcial contra el disenso legal, y tendrán todos los ingredientes para un copamiento militar de los Estados Unidos.
Al tiempo que nos dedicamos a nuestras vidas cotidianas - nuestras salidas de compras, nuestras salidas escapistas de cine, e incluso nuestras agrupaciones de protesta y políticas, necesitamos estar concientes de que hay un peligro real de que todo podría estallar, y que podríamos encontrarnos enfrentandonos con tropas armadas y uniformadas en nuestras puertas.
Bruce Fein no es un alarmista. Dice que no ve a la ley marcial llegando mañana. Pero también es realista. Dice, " todo esto es sentarse sin hacer nada como un revólver cargado esperando dispararse. Creo que el peligro de la ley marcial es trivial en este mismo momento, pero en cuanto haya un ataque terrorista, entonces se hace real. Y se queda con nosotros después que Bush y Cheney se hayan ido, porque el terrorismo se queda con nosotros para siempre". (Puede ser significativo que Hillary Clinton, la candidata a presidente por los demócratas mejor posicionada, ha pedido por la revocación de la Autorización para el Uso de la Fuerza Militar de 2002 contra Iraq, pero no de la anterior AUFM de 2001 que Bush afirma que lo hace comandante en jefe de una guerra al terror interminable y sin fronteras).
En efecto, el Acta de Insurrección revisada (10. USC 331-335) aprobada por el Congreso y promulgada por Bush el pasado octubre, específicamente dice que el presidente puede federalizar la Guardia Nacional para "suprimir el desorden público" en caso de un "desastre nacional, epidemia, otras serias emergencias de salud pública, ataque o incidente terrorista". Esa determinación, declara el acta, solamente la puede hacer el presidente. El Congreso no se involucra.
El senador Patrick Leahy (Demócrata-Vermont), jefe del Comité Judicial del Senado, ha añadido una enmienda a la próxima ley de Defensa, restableciendo el Acta de Insurrección a su versión anterior, (una movida que tiene el aval de todos los 50 gobernadores) pero Fein arguye que eso no resolvería el problema, ya que Bush todavía afirma que los Estados Unidos son un campo de batalla. Además, un asistente de Leahy admite que Bush podría promulgar la próxima ley de Apropiaciones de Defensa y luego usar un decreto reglamentario para invalidar el anexo del Acta de Insurrección.
Fein arguye que la única defensa real contra el inminente desastre de una declaración de ley marcial sería que el Congreso vote por una resolución determinando que no hay "guerra" al terror. "Pero son tan cobardes que nunca harán eso", dice.
Eso nos deja con los militares.
Si se les ordena que apunten sus armas y bayonetas contra sus compatriotas americanos, nuestros "heroes" en uniforme ¿seguirán la voz de sus conciencias, y sus juramentos de "sostener y defender" la Constitución de los Estados Unidos? ¿O seguirán las órdenes de su Comandante en Jefe?
Tiene que haber una ventaja respecto a que las unidades de la Guardia Nacional y de la Reserva están en su tercer y a veces cuarto despliegue en Iraq, y están furiosos con el abuso. Tiene que haber una ventaja respecto a que las tropas en deber activo se están negando a re-enlistarse en masa (especialmente oficiales de nivel medio).
Si nos dirigimos hacia la ley marcial, mejor que sea con una milicia quebrada. Quizás si está lo suficientemente quebrada, la administración tendrá temor de probar la idea.

El libro más reciente de Dave Lindorff es "The case for Impeachment" (St. Martin’s Press, 2006). Su trabajo está disponible en http://www.thiscantbehappening.net/