jueves, 30 de agosto de 2007

Dictadura y Guerra: la "legalización" del Imperio?


Los revólveres de agosto 2007:

El dedo de Cheney todavía está en el gatillo
por Jeffrey Steinberg
Publicado en la edición del 27 de julio de 2007 de la Executive Intelligence Review (EIR)

El 16 de julio, el Guardian de Londres informó que el presidente Bush, bajo la poderosa influencia del vice presidente Dick Cheney, se ha inclinado en favor de la acción militar en contra de Irán antes de dejar el cargo. De acuerdo al relato del Guardian, una serie de encuentros durante junio y julio, involucrando altos funcionarios de la Casa Blanca, el Pentágono y el Departamento de Estado fueron utilizados por el vice presidente para declarar que la via diplomática, ostensiblemente presionada por la Secretaria de Estado Condoleezza Rice y el Secretario de Defensa Robert Gates, había fallado en producir resultados, y que ninguna administración estadounidense futura tendría el coraje de actuar militarmente contra Teherán. El presidente Bush, de acuerdo al relato, estuvo de acuerdo con Cheney, y una vez más, las probabilidades para una nueva guerra preventiva en el Golfo Pérsico se ciernen grandemente sobre Washington.
Fuentes altamente informadas contactadas por EIR confirmaron y elaboraron la filtración del Guardian, la cual proviene de círculos cercanos a la Casa Blanca que se oponen firmemente a la perspectiva de un ataque preventivo americano o israelí contra objetivos dentro de Irán. Las fuentes de EIR confirmaron que el presidente Bush se había, en efecto, inclinado de vuelta a apoyar la posición de Cheney de que los supuestos sitios de armas nucleares de Irán deben ser atacados preventivamente, y que uno de los argumentos más persuasivos montados por Cheney y sus aliados neocons, es que a menos que los Estados Unidos ataquen Irán, Israel lanzará un ataque, y que esto creará un desbarajuste aún mayor para Washington.
Hablando por algunos de los patrocinadores de Cheney en Londres, Patrick Cronin, director de estudios en la London's International Institute for Strategic Studies (IISS), un avanzado comité de expertos anglo-americanos, es citado por el Guardian: "A Cheney le queda un capital limitado, pero si quisiera usar todo su capital en esta cuestión, podría tener aún un impacto... La línea roja no está en Irán. La línea roja está en Israel. Si Israel es categórico atacará; los Estados Unidos tendrán que tomar una acción decisiva. Las opciones son: decirle a Israel que no, dejar que Israel haga el trabajo, o hacer el trabajo por su cuenta."
En realidad, el consenso entre los estrategas militares americanos es que Israel no tiene la capacidad de hacer un grave daño al ya ahora ampliamente disperso programa de investigación nuclear de Irán - a menos que fuera a usar armas nucleares.

LOS DOS LIEBERMANS
Mientras Cheney estaba realizando su obra de poder dentro de los círculos de la Administración, estaba recibiendo respaldo de "los dos Liebermans". A comienzos de julio, el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, viajó a Bruselas para conferenciar con altos funcionarios de la OTAN, y a su regreso contó a la Israeli Army Radio que había logrado el apoyo de los Estados Unidos y Europa para ataques preventivos contra los sitios nucleares de Irán. Lieberman, quien es conocido entre los analistas israelíes como "la cosa más cercana a un Nacional Socialista en Israel", elaboró que, si Israel fuera a lanzar ataques aéreos contra los sitios nucleares de Irán, la NATO se plegaría para defender a Israel en caso de una represalia iraní. Lieberman no podía haber sido más directo: "Estamos estancados en Afganistán, y las tropas europeas y americanas se están revolcando en el atolladero iraquí, lo cual es algo que impedirá que los líderes de los países de Europa y América decidan usar la fuerza para destruir las instalaciones nucleares de Irán. Por lo tanto", concluyó, "al final de cuentas, Israel va a tener que remover la amenaza nuclear que supone Irán con los medios a su disposición, y no será capaz de contar con la cooperación internacional. Pero", el ministro israelí entonces declaró, "Europa y Estados Unidos nos apoyarán".
El mismo día que Avigdor Lieberman estaba amenazando con ataques preventivos sobre Irán, el 11 de julio el senador Joseph Lieberman (Independiente-Connecticut) introdujo una enmienda a la ley de gasto de defensa, demandando que las agencias de inteligencia de los Estados Unidos reporten al Congreso cada 60 días sobre las actividades de Irán dentro de Iraq. Aunque la enmienda de Lieberman, que contenía una hilera de afirmaciones dudosas o completamente falsas sobre operaciones de guerra contra las fuerzas americanas en Iraq, apuntaba claramente a dejar constancia del Senado como apoyando una política de tipo beligerante contra Irán, el Senado entero votó timidamente 97-0 en favor de la estratagema de Lieberman.
Para que no haya ninguna duda de que las acciones de Lieberman estaban ajustadamente coordinadas con Cheney, el texto de la enmienda de Lieberman citaba extensivamente al General Kevin Bergner, anterior asistente militar del neo-con Elliott Abrams en el National Security Council, quien fue enviado a Baghdad en junio de 2007, para conducir el "control al ras" de la Casa Blanca sobre los informes de guerra. Bergner ha lanzado una corriente permanente de desinformación y/o afirmaciones exageradas del involucramiento iraní en la insurgencia iraquí. La propaganda de Bergner desde Baghdad, de acuerdo a las fuentes del Pentágono, ha enfurecido a los Jefes de Estado Mayor Conjunto, que lo ven como una reedición del "conducto" de falsa inteligencia, ventilada desde la oficina de Planes Especiales del Pentágono hasta la oficina del vice presidente, en los momentos preliminares a la invasión a Iraq. Esta vez, no hay farsa de que la propaganda de guerra está siendo puesta en investigación por los servicios de inteligencia del Pentágono. Está siendo ventilada directamente desde Baghdad via el General Bergner, directamente hacia Cheney, Lieberman y otros, y está siendo mostrada cada vez más en CNN y otros emisores de noticias.

HAGAN JUICIO POLITICO A CHENEY O REMUEVANLO AHORA
El giro hacia la guerra contra Irán, viniendo de los "sospechosos de siempre" en Washington, debe ser evaluado teniendo como trasfondo la cumbre del 1° y 2 de julio en Kennebunkport, Maine, entre el presidente George W. Bush y el presidente ruso Vladimir Putin. Los dos días de discusión, con el ex presidente George H.W. Bush haciendo de anfitrión, representó una potencial ruptura estratégica en las relaciones ruso-americanas. El presidente Putin propuso una sociedad estratégica de largo plazo entre Washington y Moscú, abarcando toda la Eurasia en una alianza de seguridad, construida sobre la propuesta original de defensa estratégica de Lyndon LaRouche, la cual devino en la SDI de Reagan. Sólo unos días antes de Kennebunkport, el ex presidente Clinton, en un discurso en Yalta, Ucrania, había también suscripto a la propuesta, indicando una poderosa intervención de la institución de la presidencia estadounidense - junto con aquella de la presidencia rusa - para evitar la guerra en Eurasia en las décadas por venir.
Fue en respuesta a esa iniciativa que Cheney hizo su movida, y colocó a los Estados Unidos potencialmente de nuevo en el curso hacia una guerra en el corto plazo, una guerra que pronto se esparciría desde el sudeste asiático hacia otras partes de Eurasia, y que en última instancia conduciría a la Cuarta Guerra Mundial - oponiendo a Estados Unidos en contra de Rusia y China.
Es por esta razón que LaRouche, en un diálogo en Washington con un grupo de diplomáticos el 19 de julio, afirmó que la única forma de evitar la guerra en estas tardías fechas, es que Dick Cheney sea enjuiciado políticamente o destituído del cargo ahora - antes que los revólveres de agosto sean disparados.
Fue también en este contexto que LaRouche reiteró su mensaje a la senadora Hillary Clinton (Demócrata-New York), la ostensible favorita del partido demócrata para la nominación presidencial. LaRouche apeló a Clinton a que tome la delantera en la lucha para remover a Cheney del cargo, prometiendo que si ella lo hace, será "virtualmente aclamada" como la próxima presidente, por un electorado americano que está abrumadoramente demandando la expulsión de Cheney.
El mensaje de LaRouche está también resonando entre los círculos más altos republicanos, quienes temen una aniquilación total en las elecciones generales de 2008, si Cheney permanece más tiempo en su trabajo - y si los ataques preventivos contra Irán tienen lugar. Mientras algunas voces del partido republicano, incluyendo el ex funcionario del Departamento de Justicia Bruce Fein, el ex candidato a presidente Patrick Buchanan, y el oficial de la CIA retirado y columnista del American Conservative Phil Giraldi, han demandada todas la inmediata expulsión de Cheney para frenar un fiasco iraní, los líderes del partido han fallado hasta ahora en avenirse a confrontar al presidente Bush y forzar la expulsión de Cheney. Y los congresistas demócratas han elegido esquivar la bala de Cheney y optar por gestos impotentes, como el debate del Senado que duró toda la noche acerca de la política de la Administración Bush en Iraq, en la que el nombre de Cheney no se mencionó ni una sola vez. El póstumo acto cobarde fue la capitulación del Senado Demócrata para con la estratagema de guerra contra Irán del "Buckleylista Damn-ocrat" Joe Lieberman. (En referencia al conservador William F. Buckley, N. del T.). Tal cobardía y oportunismo, LaRouche ha advertido frecuentemente, podrían traer un trágico final a la república estadounidense y una "guerra permanente" global que devoraría al planeta por varias generaciones venideras.

CHENEY Y BANDAR
Mientras el pasadiscos Wurlitzer del General Bergner continúa desparramando propaganda de guerra desde Baghdad, empujando la idea de la acción militar en contra de Irán para "salvar la vida de los GI americanos" combatiendo a la insurgencia iraquí "respaldada por Irán", los especialistas de la inteligencia estadounidense han alertado a EIR que hay una creciente preocupación acerca de otro aspecto de la insurgencia iraquí. Arabia Saudita, a través del príncipe Bandar bin Sultan, principal aliado de Cheney y aparente consejero de seguridad nacional para el rey Abdullah, ha estado pasando dinero y armas a las tribus Sunnitas en el occidente iraquí, quienes han emergido ahora como algunos funcionarios de inteligencia estadounidenses etiquetaron como "al Qaeda II". Estas redes iraquíes Wahabi, diferentes de la estructura mayormente de combatientes extranjeros de la "al Qaeda en Iraq" de bin Laden/Zawaheri, han emergido en los últimos meses como un elemento significativo dentro del total de la insurgencia. De acuerdo a estas fuentes, "al Qaeda II" es parte del esquema de Cheney - diseñado en Londres por los símiles del Dr. Bernard Lewis - para promover un conflicto permanente entre Sunnitas versus Shiítas en la región.
Este esfuerzo Cheney-Bandar, advierten las fuentes, es uno de los factores movilizantes, provocando a Irán, y alimentando las perspectivas de una explosión a corto plazo. A comienzos de julio de 2007, un emisario del príncipe Bandar entregó u$s 750.000 al Mujahideen-e Khalq (MEK), un grupo exiliado iraní que anteriormente trabajó para Saddam Hussein, y que está en la lista de organizaciones terroristas internacionales del Departamento de Estado de Estados Unidos. El MEK está activamente involucrado en operaciones de sabotaje y asesinato dentro de Irán, con el entusiasmado apoyo de los neo-cons de Washington, tipificados por Daniel Pipes, quien recientemente asistió al encuentro del MEK en las afueras de París donde el dinero de Bandar fue entregado.
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos está ya investigando al príncipe Bandar en su papel en el escándalo del BAE Systems, involucrando el fondo de u$s 100 mil millones de operaciones encubiertas offshore, establecido bajo el acuerdo de intercambio británico-saudí "Al-Yamamah". Al menos u$s 2 mil millones en los fondos "Al Yamamah" fueron directamente a las cuentas bancarias de Bandar en los Estados Unidos, y algunos de esos fondos fueron a un abanico de insurgentes Wahabi, de acuerdo a las fuentes de inteligencia de Estados Unidos. Un asunto que los investigadores del Departamento de Justicia deberían tomar es si algunos de esos fondos están yendo ahora al MEK para alimentar los esquemas de guerra con Irán de Cheney.